Economía

La solidaridad ciudadana, un parche ante las deficiencias de la Administración

  • Cientos de personas se encuentran sin ingresos al no cobrar aún el ERTE
  • Los demandantes del Banco de Alimentos pasan de 100.000 a 130.000
Madrid

Cientos de personas hacen cola cada día a las puertas de parroquias y comedores sociales ante la falta de alimentos que ha generado la crisis del coronavirus. Muchas de ellas, son personas afectadas por ERTES que todavía no han cobrado, así como trabajadores en economía sumergida (servicio doméstico, cuidado de menores y personas mayores, etc.).

Luz Rosario ha tenido que solicitar ayuda a "La Cuba", una plataforma del barrio madrileño de Lavapiés montada por los propios vecinos que viven en él, donde atienden las necesidades de los más vulnerables aportándoles alimentos ante la avalancha de peticiones de ayuda que han ido recibiendo estos últimos meses. "Durante este tiempo que nos han dado de baja en el trabajo por el Covid, he estado dos meses sin cobrar, tengo una hija indocumentada con un bebé y gracias a Dios aquí nos ayudan".

Uno de sus voluntarios, Miguel Egea, denuncia que esta plataforma no es ni siquiera el único colectivo que está trabajando en el barrio repartiendo comida. "Nos intentamos coordinar lo mejor que podemos, pero lo que puedo asegurar es que se está creando una red paralela a la Administración pública debido a su falta de actuación".

"Muchos de los vecinos de este barrio vivían de la economía sumergida que se ha parado con el confinamiento. Nos hemos encontrado con mucha gente que no estaba preparada para pedir comida en un Banco de Alimentos, que nunca había tenido que recurrir a esto, y que no se diferencia en nada de voluntarios de aquí que están en un ERTE o en el paro", aseguran desde la plataforma.

De hecho, desde la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) detallan que el número de beneficiarios de los bancos de alimentos ha pasado, de unos 100.000 al mes (como venía siendo la media en 2019), a más de 130.000. Lo que equivaldría al número de personas que se ha quedado sin empleo o sin ingresos como consecuencia del confinamiento y de la parálisis de la actividad económica en España.

Asimismo, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) asegura que desde el inicio del Estado de Alarma hasta el pasado 30 de abril, las redes vecinales de los barrios de la capital han distribuido alimentos a un total de 5.828 familias y 20.265 personas. "En la mayoría de los casos, los alimentos procedían (y proceden) de donaciones de vecinos y vecinas particulares, ONG y asociaciones y comercios y otras pequeñas empresas de sus barrios, que son la base de aportaciones de las despensas solidarias". Concretamente, en el último mes se han creado hasta 37 de ellas.

En el sur de la capital se encuentra la parroquia de San Ramón Nonato en Vallecas, donde una de sus voluntarias, Susana, va de un lado a otro coordinando las entregas de alimentos que cada mañana se reparten, mientras cientos de personas comienzan a hacer colas por los alrededores.

Desde que comenzó la crisis sanitaria, han triplicado las peticiones para solicitar alimentos. En torno a 900 personas son atendidas con alimentos cocinados y 1.100 con alimentos no perecederos. Sin embargo, las peticiones nuevas no dejan de cesar. "Vienen cada día entre 10-30 personas nuevas a inscribirse".

Hasta la parroquia "acude gente de todo tipo, mayores, jóvenes, últimamente más familias…al final se trata de gente que antes funcionaba con empleos precarios y que ahora tiene que recurrir a estas ayudas", señala Susana.

La labor de los voluntarios es primordial para que puedan funcionar. Con ellos colaboran Bomberos Sin Fronteras, que traen productos de Mercamadrid y del Banco de Alimentos. Además, de ciudadanos y entidades privadas que realizan donaciones. "Ayer vino un chico a ofrecerse como cocinero voluntario, sin embargo, al preguntarle si podía desplazarse nos contó que no había cobrado aún el ERTE y no podía pagarse el bono de transportes", explicaba Susana.

Los hogares con rentas bajas

Desde la Secretaría de Estado de Derechos Sociales afirman que "precisamente para evitar esta situación se va a poner en marcha esta semana el Ingreso Mínimo Vital, una prestación no contributiva que será una red de seguridad para evitar la pobreza y las situaciones de necesidad que se está viviendo en muchos hogares españoles".

Y es que, el impacto del confinamiento está teniendo una gran repercusión en los ingresos de los hogares, concretamente de los más vulnerables. Un estudio del Ayuntamiento de Madrid pone de relieve que los ajustes que implican una reducción de ingresos (ERTEs, reducciones de trabajo, despidos, etc.) han afectado más a los hogares con rentas bajas y a aquellos a los que antes de la crisis les resultaba más difícil llegar a final de mes.

Así, el 38% de los hogares de la capital ha visto reducidos sus ingresos por la crisis, y en un 9% la disminución ha sido superior al 50%. No obstante, la reducción más severa se da en hogares más vulnerables con rentas inferiores a los 2.000 euros mensuales y, particularmente entre los que ingresan menos de 500 euros.

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