
En plena crisis por la difusión del Coronavirus, Italia teme ser la primera víctima de un contagio financiero global. El primer ministro, Giuseppe Conte, ha extendido las medidas de cierre a toda Italia. El aislamiento de todo el país y el impacto del brote de virus sobre el comercio mundial ya están pasando factura a la economía transalpina: el instituto nacional de estadística, Istat, avisa que "la economía se asoma a esta fase de inestabilidad con un nivel de actividad que, en el último trimestre del 2019, dio señales de ralentización". En fin, si el PIB cayó durante los últimos tres meses del año pasado, ahora que el país al completo está en aislamiento el hundimiento está asegurado. Según la asociación de minoristas Confcommercio los daños relacionados con el coronavirus superarán los 4.000 millones de euros en el primer semestre del año.
"La economía italiana está probablemente en recesión" indica en un reciente informe la agencia de rating Moody's, vaticinando una caída del PIB en el primer trimestre y recortando las previsiones para 2020: -0,5% frente a una anterior estimación del +0,5%. Moody's sin embargo imagina un escenario aún peor con una caída del 0,7% si el impacto del brote del virus tuviese que prolongarse. Y estas cifras son de hecho previas a la puesta en aislamiento del conjunto de Italia.
Así que, mientras Protección civil y el Ministerio de Salud se enfrentan a la emergencia sanitaria, en el Ministerio de Economía italiano se está armando otro cuarto de guerra. No hay sólo la recesión que el Ejecutivo de Roma piensa contrastar con al menos 7.500 millones de ayudas y estímulos. Hay también el problema de la deuda. Italia tenía planeado, hasta hace solo un mes, refinanciar durante 2020 400.000 millones de euros de bonos, un 20% de su abultada deuda. Los bonos que vencen este años tienen un valor total de 200.000 millones; sin embargo las buenas condiciones de mercado que el Tesoro transalpino había encontrado a finales de 2019 y el éxito de algunas emisiones parecían una buena señal para aumentar la oferta.
El "lunes negro" de las Bolsas mundiales acabó con estos sueños. La semana pasada un informe de Unicredit indicaba que el Tesoro italiano se preparaba para avanzar con más cautela sobre el mercado de la deuda debido a la creciente aversión al riesgo de los inversores. El lunes, sin embargo sin embargo la Bolsa de Milán registró su peor caída desde el Brexit y la prima de riesgo se disparó hasta los 230 puntos básicos frente a los 180 del cierre del viernes. Un funcionario del Tesoro indicó a la agencia Reuters que en la gestión de la deuda todo sigue con normalidad y no habrá variaciones en el calendario de subastas: este miércoles está prevista la del bono anual, mientras que el jueves se subastaran bonos a medio/largo plazo. Pero inversores e analistas indican cómo probable una reducción de la oferta de las emisiones de medio plazo.
El país tiene que soportar gastos extraordinarios por la emergencia sanitaria y tendrá que emplear aún más recursos para resucitar la economía
El problema es que para Italia, acostumbrada durante los últimos años a enfrentarse a diferentes tensiones sobre el mercado de la deuda, la situación no tiene antecedentes. Las crisis más agudas del pasado (empezando por la del otoño de 2011 que llevó a la caída del Gobierno de Silvio Berlusconi y a un Ejecutivo tecnócrata presidido por Mario Monti) se resolvieron con un recorte significativo del gasto público. Ahora sin embargo el país tiene que soportar gastos extraordinarios por la emergencia sanitaria y tendrá que emplear aún más recursos para resucitar la economía una vez superada la crisis. El lunes, el viceministro de Economía Antonio Misiani declaró que está estudiando, junto al Banco central transalpino, una garantía publica para los bancos que permiten aplazar el pago de prestamos e hipotecas en las zonas más afectadas. Y esto para que la situación no pase factura a la banca, otro sector frágil de la economía transalpina.
El problema es que todos los recursos se están recaudando a través de un aumento del déficit: 6.300 millones adicionales que serán autorizados el miércoles con un voto del Congreso y engrosarán una deuda ya fuera de control (2,4 billones de euros, el 137% del PIB). Se trata de circulo vicioso del que Italia de momento no sabe cómo salir. Además que la emergencia relacionada con el brote de virus está desencadenado otros problemas. A la difícil situación de millones de personas que viven casi en aislamiento y a la saturación de las unidades de cuidado intensivo en las "zonas rojas", se han añadido durante los últimos días protestas violentas en varias cárceles italianas, debidas a la suspensión de los permisos por buena conducta y de los vis a vis. Tras diferentes intentos de evasión en toda Italia, en Milán algunas personas han logrado subirse a la azotea del penitenciario, en pleno centro de la ciudad, mientras que en Modena 6 detenidos han muerto durante un motín. En Foggia (Región de Apulia, Sur) decenas personas han logrado escaparse de la prisión local.