
"La señal ha aparecido". Esa señal de la que hablaba James Hansen en el verano de 1988 era la del junio más caluroso desde que existían datos, el mismo mes que declaró ante el Senado de EEUU, en una audiencia histórica, que el cambio climático era real y lo estaba causando el hombre.
El clima continúa mandando señales. En Australia, en nuestro país y también en Davos (Suiza), donde el pasado viernes concluyó el Foro Económico Mundial. No resultaba complicado imaginar los efectos del calentamiento global dentro del centro de congresos del resort alpino, mientras el sol brilló durante los cinco días del Foro sin tregua, limpiando aceras y secando pavimentos.
El clima atrapó paneles y conversaciones, absorbiendo el foco que también requiere la lista de problemas mundiales
El frío y la nieve estaban presentes, como también hubo otros temas en la agenda de la cita, a la que acudieron medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno y los responsables de las principales multinacionales del planeta.
Pero el clima atrapó paneles y conversaciones, absorbiendo el foco y la energía que también requiere la lista de problemas mundiales, ya sea la desigualdad, los problemas estructurales de la economía mundial y el riesgo de una recesión, la crisis del sistema multilateral, las constantes amenazas de EEUU a una escalada en la guerra comercial, o el aumento creciente de pandemias. "Este año echo en falta un tema, una narrativa, más allá del clima", resumió uno de los asistentes en conversación informal.
El Foro trajo algunos resultados, pero quedaron más cerca de ser parches que verdaderas soluciones. Francia y EEUU acordaron una tregua en su disputa por la tasa digital francesa y EEUU renunció a que la futura 'tasa Google' internacional sea voluntaria, uno de los principales obstáculos para conseguir el acuerdo global que teje la OCDE. Sin embargo, como advirtió el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, todavía hace falta "mucha voluntad política y un gran espíritu de compromiso" en las negociaciones de esta semana.
La UE sumó 16 miembros de la OMC a su mecanismo ad-hoc para resolver disputas comerciales, incluida China. Pero no se consiguió desbloquear la renovación del órgano de apelación de la OMC, razón por la que el organismo sufre la peor crisis en sus 25 años de historia.
Respecto al clima, el principal logro fue su relevancia en el debate, más allá de algunos compromisos de empresas como Microsoft, Salesforce, Blackrock.
El informe del Foro detectó que, por primera vez en sus 15 ediciones, los cinco desafíos son medioambientales o climáticos. A pesar de ello, no forman parte del radar de los directores ejecutivos, como evidenció una encuesta de PwC.
Los videos preparados por la organización, recogiendo momentos en los 50 años que celebraba, empequeñecían más aún los resultados de esta edición. Ya fuera aquel encuentro histórico entre Nelson Mandela y FW de Klerk ante la élite mundial en 1992, o el de Simon Peres y Yasser Arafat en 1994, cuando se dieron los toques finales al acuerdo de Oslo.
Europa 'verde'
Con este telón verde de fondo, Europa tuvo buenos argumentos para venderse. Los representantes de las instituciones comunitarias y Gobiernos europeos promocionaron el nuevo pacto verde europeo, con el que la UE quiere alcanzar la neutralidad en las emisiones vertidas para mediados de este siglo.
El Banco Europeo de Inversiones jugará un papel crucial en este esfuerzo. Su vicepresidenta, y encargada de la agenda verde, Emma Navarro comentó en los pasillos del Foro a elEconomista que "parece anticiparse un cambio de actitud en el mundo empresarial y financiero, con la concienciación de que también ellos tienen que ser parte de la respuesta a este gran desafío." Pero añadió que "todavía queda mucho por hacer y no se puede minimizar la complejidad del reto, por lo que será importante que en las próximas reuniones climáticas se consiga un progreso real".
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez llegó a Davos tras declarar su Gobierno la "emergencia climática" y presentar un plan maestro para lograr la neutralidad climática en 2050. "España tiene mucho que aportar a las políticas para hacer frente a la crisis climática", comentó a este diario Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea.
Siendo el clima el "rey" de las conversaciones, la activista sueca de 17 años, Greta Thunberg, se convirtió en la reina en los pasillos. Equipos de Gobierno paraban lo que estaban haciendo al verla pasar. La activista adolescente se despidió diciendo que "antes de venir aquí teníamos unas pocas demandas" pero "desde luego esas demandas han sido totalmente ignoradas, aunque no esperábamos mucho menos".
Su némesis, el presidente de EEUU, le dedicó unas palabras días antes. Cargó en su discurso de apertura del Foro contra los "profetas perennes de la fatalidad" del clima, mientras que volvió a torcer la realidad al asegurar que EEUU está entre los países "con el aire y el agua potable más limpios".
El foro cerró una edición, y medio siglo, en los que progresivamente se ha hecho algo más inclusivo y más verde. Pero resta mucho por hacer, sobre todo en la paridad de género en los participantes. Queda por delante un año, y una década, más propensos al riesgo, probablemente con más inestabilidad y la incertidumbre; con más polarización doméstica y falta de cooperación transnacional. Malos tiempos para el espíritu de Davos del que algunos habituales hablan, pero sin duda el zeitgeist de esta época, que siempre se busca interpretar a los pies de la "Montaña Mágica" que inspiró la obra de Thomas Mann.