
El Banco Central Europeo (BCE) y otros seis bancos centrales han formado un grupo de trabajo para valorar la creación de divisas digitales y compartir las experiencias de los casos de uso estudiados, según ha informado la autoridad monetaria en un comunicado.
Además del BCE, en el grupo también estarán presentes el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco de Suecia y el Banco Nacional de Suiza, con la coordinación del Banco de Pagos Internacionales (BIS).
En concreto, las distintas autoridades monetarias compartirán las decisiones de diseño técnicas, funcionales y económicas, además de explorar la posible interoperabilidad transfronteriza de este tipo de divisas. Asimismo, compartirán datos sobre tecnologías emergentes y trabajarán en "coordinación cercana" con el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés) y con el Comité de Pagos e Infraestructuras de Mercado (CPMI).
El grupo estará copresidido por el director del centro de innovación del BIS y exmiembro del Comité Ejecutivo del BCE, Benoit Coeuré, y por el subgobernador del Banco de Inglaterra y presidente del CPMI, Jon Cunliffe.
Durante sus últimos meses en el BCE, Coeuré explicó que la creación de una divisa digital emitida por los bancos centrales "desafiaría el modelo actual de los bancos que toman depósitos de clientes y usan ese dinero para financiar los préstamos que ayudan a impulsar la economía".
"Las consecuencias para los modelos comerciales de los bancos y la estabilidad financiera deberían analizarse cuidadosamente", apostilló el francés en marzo de 2018.
La emisión de una moneda digital por parte del BCE podría asegurar que el público general pudiera usar dinero del banco central, incluso, si cayera el uso de efectivo físico; aunque la entidad europea insiste en que "el efectivo es todavía un medio de pago popular en la zona del euro".
El BCE considera que "perspectivas de iniciativas de la banca central, sin embargo, no deberían ni desalentar, ni desplazar soluciones privadas generadas por el mercado para los pagos minoristas rápidos e eficientes en la zona del euro".
Una criptomoneda estable es un activo digital que aspira a mantener un precio sin gran volatilidad, por ejemplo anclándolo al dólar, y algunas están respaldadas por instituciones financieras y grandes compañías tecnológicas.
Nuevas monedas digitales emergen casi diariamente y por ello ha surgido la pregunta de si los bancos centrales deberían emitir sus propias versiones.
El intento de Facebook de lanzar su propia moneda metió el miedo en el cuerpo a reguladores y bancos centrales
Las monedas digitales son electrónicas, no son obligación de nadie y es un intercambio directo entre dos partes, que no está centralizado y es anónimo.
Entre las criptomonedas se encuentra bitcoin, ethereum, litecoin o ripple, cuyo valor es muy volátil. Pero ha sido el anuncio de Facebook con el lanzamiento de libra la que ha provocado el nerviosismo de reguladores y bancos centrales. La tecnológica contaba con el apoyo de grandes empresas, incluido Visa y Mastercard, que garantizaba una gran penetración en la economía real.
Algunos bancos centrales han experimentado con criptomonedas, pero ninguno ha anunciado todavía que está preparado para adoptar esta tecnología.
Por ejemplo, en 2014 Koning propuso la criptomoneda para pagos minoristas Fedcoin, que sería convertible en dólares y gestionada por los Bancos de la Reserva Federal (Fed).
CADcoin es una criptodivisa para pagos mayoristas del Banco de Canadá, que se ha utilizado en simulaciones de este banco central en cooperación con Payments Canada, R3 (una empresa fintech) y varios bancos canadienses, pero que no se ha puesto en práctica todavía.
En Suecia la demanda de efectivo ha caído considerablemente en los diez últimos años y muchas tiendas ya no aceptan dinero en metálico.