Economía

Lagarde estudia romper el 'telón de acero' que no deja ver la toma de decisiones en el BCE

  • El BCE no hace públicas las posturas de los miembros del Consejo de Gobierno
  • Otros bancos centrales publican las discusiones y el voto de cada miembro
  • La discreción del BCE pretende garantizar la independencia de los banqueros
Christine Lagarde, presidenta del BCE

Christine Lagarde, nueva presidenta del Banco Central Europeo (BCE), estudia dotar de mayor transparencia a la toma de decisiones del BCE. El proceso de formulación de las políticas monetarias es menos formal y transparente que el de otros bancos centrales. Ante la polémica surgida durante la toma de alguna decisión en la era Draghi, la nueva capataz del banco central podría cambiar esta situación mediante la celebración de una votación en las decisiones más importantes.

Lagarde quiere comenzar su mandato con un debate sobre cómo decidir las grandes decisiones de política monetaria. Según el Financial Times, esta semana recibirá propuestas de cuatro miembros del Consejo de Gobierno del BCE. Al menos uno de ellos propondrá la introducción de una votación formal sobre las opciones de política monetaria.

Según rezan los tratados de la UE "el BCE puede llevar a cabo operaciones de mercado abierto y de crédito e imponer reservas mínimas. El Consejo de Gobierno también puede decidir, mediante una mayoría de dos tercios, acerca de otros instrumentos de control monetario". No obstante, no sólo no se hace pública la postura ni el voto de cada miembros sino que las tomas de decisiones en la práctica no suelen llegar ni siquiera tras una votación. Se suele dar por hecho que las corriente que domina dentro del Comité Ejecutivo (formado por seis miembros entre los que destaca el presidente, el vicepresidente y el economista jefe del organismo) es la que va a salir adelante.

A la postre, el proceso de toma de decisiones de la autoridad con sede en Frankfurt es menos formal que en la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra, que celebran tales votaciones y comunican en qué sentido votan sus miembros. La práctica actual del BCE consiste en una charla o discusión del Consejo de Gobierno (previa preparación del Comité Ejecutivo) sobre la política monetaria y sus efectos. Algunos miembros pueden adoptar una postura clara a favor o en contra de una propuesta, otros expresan objeciones pero luego manifiestan su voluntad de aceptar el consenso. Solo en raras ocasiones el presidente del BCE pide una votación.

La heterogeneidad de la zona euro, conformada por 19 países, complica la publicación de los votos

La razón por la que el BCE no ha adoptado esta corriente de transparencia en los bancos centrales tiene que ver con la heterogeneidad que caracteriza a la zona euro, formada por 19 países diferentes. En principio, los responsables políticos deben dejar sus procedencias nacionales en la puerta y pensar en lo que es mejor para toda la zona euro. Al ocultar las deliberaciones resulta más fácil que dejen de lado los intereses nacionales sin temor a ser vilipendiados en sus países.

Gregory Claeys y Tanja Linta, investigadores de Bruegel, explicaban en una nota que "la razón es que el BCE ha temido que, si los votos o las discusiones fueran público s, podría haber presión política sobre los miembros del Consejo de Gobierno en sus respectivos países, especialmente si hubiera un conflicto inmediato entre un país y el de la zona del euro en su conjunto, y que esto reduciría la independencia de los miembros del Consejo de Gobierno". Normalmente, los banqueros centrales de cada país (que luego pasan a formar parte del Consejo de Gobierno del BCE) son elegidos por sus gobiernos nacionales, una relación peligrosa cuando se deben tomar decisiones que pueden influir sobre las finanzas, el crecimiento y el empleo.  

 

Sin embargo, los desacuerdos públicos que surgieron tras el lanzamiento del nuevo paquete de medidas de estímulo del BCE en septiembre dejan en el aire ese argumento. Los países que son acreedores netos y tienen superávits por cuenta corriente elevado defendieron una política monetaria más agresiva, mientras que los países que son deudores netos y tienen unos niveles de deuda pública elevada defendieron con vehemencia la bajada de tipos los nuevos estímulos.

Varios miembros del Consejo de Gobierno, entre ellos el gobernador del Banco Central neerlandés, Klaas Knot, se distanciaron públicamente de la decisión. Llegaron voces desde Alemania y otros países acusando a Draghi de tomar decisiones sin tener mayorías claras en el Consejo de Gobierno.

Pero no todas las voces críticas son coherentes. Según un banquero central nacional, algunos dirigentes del BCE expusieron públicamente unos argumentos en contra de las medidas de expansión monetaria que no habían expresado en la reunión. Otros miembros de la cúpula del organismo han revelado sus objeciones, pero no su voluntad de aceptar el consenso.

Una votación formal reduciría el margen de maniobra. Es cierto que también llevaría a una presión inmediata para que se publicaran los detalles del cónclave monetario, pero el BCE podría llegar a un término medio, revelando, por ejemplo, los resultados de las votaciones en números sin dar nombres.

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