Economía

¿Estimular el crecimiento y salvar a la clase media con más impuestos a los ricos?

  • Un impuesto sobre la riqueza reduciría la desigualdad económica...
  • ... incrementaría el consumo agregado y el crecimiento económico...
  • ... y serviría para financiar políticas públicas de las que se benefician todos

La creciente desigualdad de la riqueza podría estar lastrando el crecimiento económico y generando una sociedad en la que se pone en duda la igualdad de oportunidades y la subsistencia de la clase media. El célebre economista francés Thomas Piketty, junto a otros muchos expertos, defienden la creación o recuperación de los impuestos a la riqueza o sobre el patrimonio para lograr una sociedad más igualitaria, luchar contra el cambio climático, estimular el crecimiento económico y aliviar a la endeudada clase media. Piketty defiende en su nuevo libro Capital e ideología un impuesto a la riqueza con un tipo mínimo del 5% y un tipo marginal de hasta el 90% para los milmillonarios. El libro estará a la venta en castellano a partir del próximo 26 de noviembre.

El discurso de la desigualdad de la riqueza ha ido ganando importancia en los últimos años por la elevada brecha de riqueza dentro de los propios países. La propia OCDE reconoce en su último informe sobre esta cuestión que "la desigualdad de la riqueza duplica a la desigualdad de renta o ingresos de media. En los países desarrollados, el 10% de los hogares más ricos tienen el 52% de la riqueza neta, comparado con el 24% de los ingresos que ostenta ese mismo decil". Además, como Piketty explicaba en su anterior libro, Capital en el siglo XXI, la desigualdad de la riqueza muestra una tendencia al alza desde la década de los 70-80, que de continuar podría socavar la estabilidad que ha predominado en los países desarrollados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Tanto Piketty como otros economistas que pertenecen a una rama ideológico-económica similar creen que sería positivo implementar un impuesto sobre la riqueza neta (riqueza financiera y no financiera menos deuda) para reducir la desigualdad, incrementar los ingresos públicos y estimular el crecimiento económico. Este impuesto debería ser progresivo, es decir, gravar con mayor intensidad a las mayores riquezas. El propio Piketty ha hablado de gravar con un 5% a los patrimonios que superen los dos millones de euros y hasta con un 90% a los que superen los 2.000 millones de euros. 

Las diferencias entre países son amplias. Según los últimos datos de la OCDE, el 1% más rico de los estadounidenses acaparan el 42% de toda la riqueza, mientras que en el caso de España acumulan algo más del 16%. A pesar de esta divergencia, los políticos tanto de EEUU como de España están empezando a proponer impuestos sobre la riqueza, unas medidas que gozan de popularidad entre la gran mayoría de la población, puesto que afectan de forma directa a una parte muy pequeña de la misma.

En el caso de EEUU, la senadora Elizabeth Warren (podría ser candidata demócrata para las próximas presidenciales) lleva como una de sus propuestas un impuesto sobre la riqueza del 2% para los hogares con una riqueza neta de más de 50 millones de dólares, por lo que afectaría tan solo al 0,1% de la población estadounidense. Emmanuel Saez y Gabriel Zucman, economistas de la universidad de Berkeley, recogen en un trabajo que este impuesto recaudaría alrededor de un 1% del PIB, unos 250.000 millones de dólares. 

Jean Pisani-Ferry, investigador del think tank Bruegel, comenta en una opinión publicada en Project Syndicate que el umbral equivalente en Europa probablemente sería más bajo, pero no tanto como para satisfacer las demandas de Thomas Piketty. "Mientras que Warren quiere reformar el capitalismo, a Piketty le gustaría ponerle fin y erradicar la propiedad privada tal como la conocemos".

"Un impuesto al patrimonio no es la panacea, y ni siquiera es una respuesta ideal a la creciente desigualdad de la riqueza. Pero a falta de una mejor alternativa, puede servir como una opción razonable. Por lo menos, la idea no merece ser desterrada como una herejía", sentencia el compatriota de Piketty.

¿Qué efectos podría tener?

Los impuestos sobre la riqueza pueden estimular el crecimiento económico a través de diferentes vías. Saez y Zucman creen que este impuesto podría reducir la concentración de la riqueza a la par que serviría para financiar políticas públicas en campos como educación, sanidad e infraestructuras, de las que se verían beneficiadas la mayor parte de la población, mejorando así el bienestar de la amenazada clase media. Según estos expertos, "la riqueza neta de la clase media se encuentra prácticamente estancada desde mediados de los 80, principalmente por un incremento de su endeudamiento, particularmente causado por la compra de vivienda y la deuda estudiantil".

El último informe de la OCDE que analizaba el estado de la clase media advertía de que la creciente desigualdad de ingresos y de riqueza, la precariedad laboral, el progresivo encarecimiento de la educación superior o de la vivienda están presionando a una clase media que cada vez es más pequeña (en los países desarrollados), una tendencia que se podría prolongar: "Muchos hogares de clase media se enfrentan al riesgo considerable de convertirse en clase baja... este riesgo se ha incrementado en las dos últimas décadas en muchos países. Al mismo tiempo, los hogares más ricos pero todavía dentro de la clase media se enfrentan hoy a menores peligros. Esto deja entrever el riesgo de que la propia clase media se fracture (entre ingresos medios bajos e ingresos medios altos)".

Y es que la recaudación a través del impuesto a la riqueza se podría usar para financiar infraestructuras, programas de ayuda a la maternidad o en educación, lo que ayudaría a mantener los niveles de inversión en la economía y permitiría a la clase media incrementar su ahorro, reduciendo así la desigualdad de la riqueza por dos vías diferentes (por arriba y por abajo).

Isabel V. Sawhill y Christopher Paullian, miembros de Brookings, analizan en una nota la obra de Piketty, poniendo el foco en el retorno de los activos (dividendos, alquileres, etc) frente al crecimiento económico y de los salarios. Estos expertos coinciden con Piketty y creen que el retorno de esos activos supera el crecimiento de los salarios, "por lo que la riqueza genera más riqueza y por tanto más rentas generadas por esos activos". Todo lo contrario ocurre con la deuda y los intereses que tienen que abonar los hogares endeudados, que no hacen otra cosa que reducir su riqueza neta.

"Hay algo profundamente inquietante en el trabajo de Piketty. Si uno toma en serio su tesis, significa que la desigualdad de la riqueza es crónica... Por supuesto, parte del capital financiero se invierte en activos productivos que ayudan al crecimiento de la economía. Pero la inversión productiva y el crecimiento se han desacelerado en las últimas décadas, lo que hace difícil argumentar que el aumento de la riqueza de los más ricos ha beneficiado a todos", señalan Sawhill y Paullian.

Mientras tanto, la acumulación de riqueza en los hogares que ya cuentan con unos ingresos elevados es una de las razones por las que la desigualdad de renta está aumentando. "En resumen, la creciente desigualdad de la riqueza genera una creciente desigualdad de ingresos, por lo que si nos preocupamos por lo último, no podemos centrarnos solo en la redistribución de los ingresos. Necesitamos abordar la acumulación de riqueza también", aseguran los investigadores de Brookings.

Una desigualdad de la riqueza creciente Jonathan Fisher, David Johnson, Timothy Smeeding y Jeffrey Thompson, investigadores de la Reserva Federal de Boston, concluyen en un trabajo publicado este año que "la creciente desigualdad de la riqueza reduce el consumo agregado y limita el crecimiento económico".

Esta otra vía incrementaría la propensión marginal a consumir de las grandes riquezas, en detrimento de un mayor ahorro que suele ser canalizado hacia una mayor acumulación de activos financieros, el activo estrella en el 1% más rico de la población, según muestra el informe de riqueza global de Credit Suisse de 2019.

Los expertos de la Fed de Boston creen que "el consumo agregado sería mayor con una transferencia desde los hogares más ricos hacia los hogares más pobres". La investigaciones de estos economistas revelan que si se produjese una transferencia de 1,1 billones de dólares desde el quintil más rico de la población al más pobre se generaría un consumo adicional de 230.000 millones de dólares.

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