
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, acudió a Madrid junto a Charles Evans, presidente de la Reserva Federal de Chicago, en un encuentro organizado por la Fundación Rafael del Pino, en el que los dos banqueros centrales debatieron sobre los retos a los que se enfrenta la política monetaria en el contexto económico y geopolítico actual. De Guindos avisó del grave peligro que supone el Brexit y considera que es "el principal factor de la desaceleración del crecimiento en Europa".
"La situación se está poniendo cada vez más difícil para los banqueros centrales", resumía el moderador del coloquio, Rafael Repullo, director del Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI), sentado entre los representantes de los dos bancos centrales más importantes del mundo, la Reserva Federal (Fed) y el BCE.
De Guindos aprovechó la ocasión para repetir la petición del BCE de que los gobiernos arrimen el hombro y colaboren en el intento de estimular la economía de la zona euro. "Existe la necesidad de que los países que tienen espacio fiscal actúen de manera efectiva, y que todos los países aumenten sus esfuerzos para alcanzar una composición de las finanzas públicas que apoye el crecimiento", explicó, avisando de que cuando ocurren "shocks idiosincráticos, que no afectan a todos los países, es más difícil el proceso de estabilización, ya que la política monetaria no puede orientarse hacia un país en concreto".
Esa es una de las razones que llevan a De Guindos a estar especialmente preocupado por el Brexit. "Uno de los riesgos a los que se enfrenta la eurozona es el Brexit. Creo que el mercado infravalora la posibilidad de que se produzca una salida sin acuerdo", y avisaba del límite que tiene el BCE para lidiar con esta cuestión. "Los bancos centrales no podemos enfrentarnos a todos los problemas del mundo. El Brexit es algo que no tiene nada que ver con la política monetaria. Podemos dar liquidez y eso suavizará el impacto de una salida sin acuerdo, pero no somos todopoderosos", explicó.
Para él, "El principal factor de la desaceleración en la eurozona es el Brexit. Creo que no hemos medido del todo bien el impacto que el Brexit está teniendo en Europa continental. Estamos infravalorando su impacto. Temo que, si hay un Brexit duro, el impacto será mucho mayor del que estamos descontando", explicó.
Un ajuste a mitad de ciclo
Evans alabó la buena salud que presenta la economía estadounidense, que tiene como punto fuerte "que el consumo está siendo elevado desde hace tiempo, y se está beneficiando de un mercado laboral vibrante, con muy bajo desempleo". En este contexto, recordó la fórmula que está usando Jerome Powell, presidente de la Fed, para referirse a los dos recortes de tipos de interés, los primeros desde la crisis, que ha acometido la entidad en 2019: "Se trata de un ajuste a mitad de ciclo".
Sin embargo, el banquero central estadounidense no hizo de menos a los riesgos a los que se enfrenta ahora la economía estadounidense. "Las inversiones en capital no están yendo bien. Los negocios están nerviosos por las tensiones comerciales, y el índice de manufacturas esta semana ha confirmado una caída ", señaló el experto, quien también avisó de que prestará mucha atención al dato de empleo que se publica el próximo viernes.
Para él la política monetaria estadounidense es ahora ligeramente acomodaticia, tras los dos recortes de tipos. "Nuestro posicionamiento es ahora bueno para la economía estadounidense. Ajustar la política ayuda a los negocios, a los consumidores y a los empleadores". Sin embargo, como De Guindos, avisa de que los bancos centrales tienen sus límites: "Si hay un evento que genere un shock en la economía global, no vamos a ser suficientes, aunque hayamos ayudado", señaló.
Respecto a la comunicación de los bancos centrales a los mercados, en un momento en el que el BCE parece estar más dividido que nunca en la era Draghi, con varios miembros en contra de algunas de las medidas de estímulo que ha implementado el organismo en septiembre, el experto valoró la utilidad del dot plot (gráfico que muestra dónde cree cada miembro de la Fed que van a estar los tipos de interés en los próximos años), que el BCE ha valorado implementar en los últimos años: "Personalmente, creo que el dot plot ha sido positivo. Hay críticas de gente que cree que no lo es. Hay gente que valora como algo muy negativo que se produzcan distintas opiniones sobre dónde van a estar los tipos en EEUU en el futuro. Mi opinión es que es una forma de incrementar la transparencia. Si se pretende que haya unanimidad en las discusiones, entonces no se deberían pedir distintos puntos de vista".