
Pocas normas han sido tan examinadas, criticadas, vapuleadas y reformadas como el Pacto de Estabilidad y Crecimiento con el que la UE controla el déficit y la deuda de los estados miembros.
Si en época de crisis tocó apretar el corsé para controlar más el gasto, introduciendo sanciones más automáticas, cuando llegó la recuperación los socios introdujeron más flexibilidad porque vieron que, más bien, lo que les había quedado era una camisa de fuerza.
La nueva Comisión Europea de Ursula von der Leyen pretende someter el Pacto a una nueva revisión, probablemente a partir de principios del próximo año. El encargado de redactar la propuesta será el ex primer ministro italiano Paolo Gentiloni, designado para ocupar la cartera de Economía. Según el encargo de Von der Leyen, el italiano deberá permitir el máximo espacio para la inversión y el crecimiento, dentro de lo que permiten las reglas.
Los ministros de finanzas de la UE prepararán el terreno con una discusión este fin de semana en Helsinki (Finlandia), donde se celebrará la reunión informal del Ecofin. El objetivo es conocer la posición de cada país y averiguar en qué puntos se puede lograr un acuerdo en un asunto que ha dividido frontalmente a los socios del Norte y del Sur. Sin embargo, fuentes del Ministerio de Economía español rebajaron las expectativas sobre el alcance del cambio. "Va a ser muy complicado el acuerdo", aseguraron, y previeron que probablemente se reduzca la ambición para lograr el aprobado.
Existe una gran división entre los países, también entre aquellos que apoyan la reforma
Los países están divididos, también entre aquellos que apoyan la reforma, ya que algunos buscan simplificar las normas y otros introducir más automatismo para sancionar con más facilidad. Según las mismas fuentes, España defiende una simplificación de las normas, y también la introducción de una regla de oro para excluir algunas inversiones del cómputo del gasto, sobre todo favorecida en el contexto de tipos de interés bajos. Precisamente España y Portugal fueron los primeros países que violaron completamente el Pacto de Estabilidad en 2016, aunque la multa fue finalmente perdonada.
Para preparar la revisión, el Consejo Fiscal Europeo publicó ayer un análisis sobre el impacto que han tenido las reglas fiscales. Aunque reconoce que han servido para meter en cintura las cuentas públicas nacionales, "la creciente complejidad del funcionamiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento se ha convertido en problemática, generando preguntas sobre su transparencia, igualdad de trato entre países y la comunicación con el público", indica el organismo en un informe.
Por eso lanza media docena de recomendaciones que suponen prácticamente una enmienda a la totalidad, eliminando el límite del déficit del 3% del PIB, centrándose más en la sostenibilidad de la deuda, y con la introducción de un techo de gasto para tres años.