
El índice de precios al consumidor (IPC) de Estados Unidos creció un 1,8% interanual el pasado mes de julio, por encima de las previsiones del consenso de mercado (que esperaba un incremento del 1,7%). El mes anterior, la inflación estadounidense moderó su crecimiento al 1,6%.
El IPC norteamericano se aproxima así al objetivo de estabilidad del 2% de la Reserva Federal (Fed), que el pasado 31 de julio decidió recortar los tipos de interés en un cuarto de punto, hasta un rango objetivo de entre el 2% y el 2,25%, su primera bajada desde 2008 y con las expectativas de un nuevo recorte en septiembre, como recuerda Europa Press.
No obstante, el indicador 'preferido' por el banco central estadounidense es el deflactor del producto interior bruto (PIB) en EEUU, también conocido como PCE. Este se situó en junio, último dato disponible, en el 1,4% interanual.
Sin tener en cuenta el impacto en los precios de la energía y los alimentos, esto es, la tasa de inflación subyacente alcanzó en julio el 2,2%, una décima más que en julio e igualmente mejor de lo esperado.
En comparación con el mes anterior, la tasa de inflación norteamericana se situó en el 0,3%, en línea con la lectura de junio, pero el dato subyacente registró un repunte del 0,3%, mejor de lo estimado por los analistas.
El principal factor que explica esta subida mensual de los precios en EEUU reside en el encarecimiento de la gasolina, cuyo subíndice registró un repunte del 2,5% en julio, después de bajar un 3,6% en junio.
El precio de los alimentos se encareció un 1,8% interanual en julio, mientras que la energía se abarató un 2%.