
El número de parados en Alemania creció en julio en 59.200 personas hasta un total de 2.275 millones, registrando en peor julio de 2015. En términos desestacionalizados, el desempleo aumentó en 1.000 trabajadores hasta los 2.283 millones de personas, la cifra más elevada desde octubre de 2018. Aunque la tasa de paro se sitúa en el 5% a una décima de sus mínimos históricos, el mercado laboral empieza a mostrar el impacto de la crisis industrial que sufre el país.
La guerra comercial y el frenazo de la demanda global está gripando al motor de la economía alemana, su poderosa industria, que atraviesa una importante crisis. Desde comienzo de año, la actividad va en retroceso de la mano del menor ritmo de exportaciones y los problemas regulatorios de la industria del automóvil.
Durante este tiempo, el mercado laboral se ha mostrado fuerte marcando pleno empleo con una tasa de paro en el 4,9% en mínimos históricos. Las compañías alemanas están anunciado menos nuevas contrataciones, y algunas encuestas indican ya destrucción de empleo.
Los datos de empleo en julio ya muestran el impacto de la crisis de la industria en el mercado laboral. El paro lleva creciendo tres meses consecutivos hasta alcanzar una cifra de 2.283 millones de desempleados, en términos desestacionalizados, que supone la cifra más elevada desde octubre de 2018.
"El desempleo y el subempleo aumentaron en julio, principalmente debido al comienzo de las vacaciones de verano", ha explicado Daniel Terzenbach, un alto funcionario de la Oficina del Trabajo a Reuters. "La demanda de nuevos trabajadores por parte de las empresas está disminuyendo ligeramente pero el empleo continúa aumentando, aunque de forma menos dinámica".
Las preocupaciones geopolíticas, el Brexit, las crecientes fricciones comerciales y en particular el deterioro cada vez mayor del rendimiento del sector automotriz han empujado el sector manufacturero hacia una desaceleración profunda del sector. El Bundesbank hace unos días ya admitió que los próximos meses serán duros.