Economía

Alemania reconoce que sufrirá un frenazo económico en el segundo trimestre

La economía alemana, que en el primer trimestre logró un sorprendente repunte de la economía del 0,4%, registró una tendencia económica más débil en el segundo trimestre del año ante la persistencia de los problemas del sector industrial y el enfriamiento de la actividad en el sector servicios en un contexto lastrado por las incertidumbres relacionadas con el Brexit, la guerra comercial y las tensiones geopolíticas, según ha advertido el Ministerio de Economía y Energía de Alemania.

En su boletín mensual, el ministerio encabezado por Peter Altmaier señala que, tras un desempeño "sorprendentemente fuerte" en los tres primeros meses del año, los datos apuntan a un desarrollo más modesto en el segundo trimestre, cuando el sector servicios ha perdido parte del impulso observado en el arranque del ejercicio, mientras continua la debilidad en la industria.

"Los vientos en contra de la demanda externa siguen siendo palpables. Los datos actuales apuntan a una situación de mayor calma también en el sector servicios", afirma el Ministerio, advirtiendo de que "esto indica una tendencia básica débil para la economía en el segundo trimestre".

En este sentido, el análisis destaca el apoyo a la economía procedente del mercado laboral, aunque este impulso comienza a desvanecerse como consecuencia del debilitamiento económico.

El pasado mes de abril, el Gobierno de Merkel ya recortó su previsión de crecimiento económico al 0,5% desde 1% estimado a comienzo de año. De confirmarse las previsiones, la expansión económica de la primera economía del euro registrará el mayor frenazo desde 2012, al pasar de crecer en un año del 1,8% al 0,5%.

Desde la segunda parte del año pasado, la economía alemana está comenzando a sentir las tensiones comerciales a la que se ha unido una crisis industrial, que no tiene precedentes en los últimos años. Está cayendo la tormenta perfecta sobre el poderoso sector del automóvil. A la caída de las exportaciones, los fabricantes están sufriendo la reconversión de la industria. Varios de sus gigantes automovilísticos como BMW, Volkswagen o Porsche se han visto obligados a detener la producción de algunos de sus modelos debido a la nueva homologación de consumos de combustibles. Por primera vez desde 2016, las fábricas en Alemania han comenzado a destruir empleo y dejar de renovar los contratos temporales.

El Gobierno confía en una recuperación si mejora el contexto internacional

Alemania es el país más exportador del mundo, el comercio representa el 86% del PIB. Y los automóviles son unas de la pieza clave. Anualmente, Alemania vende más de 200.000 millones en exportaciones del sector del automóvil.

A final de año, la economía esquivó la recesión técnica por muy poco. El PIB del último trimestre registró crecimiento cero.

No obstante, después de la cauta evolución de la economía entre abril y junio, el Ministerio alemán confía en un rebote de la actividad si mejora el entorno exterior, donde actualmente pesan las incertidumbres relacionadas con el Brexit, la guerra comercial y las tensiones geopolíticas.

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