Motor

Geely, propietaria de Volvo, apuesta por el coche volador y compra Terrafugia

Geely, la empresa china propietaria de la firma automovilística Volvo desde 2010, acaba de dar un importante paso hacia la movilidad del futuro después de adquirir Terrafugia, la startup impulsada por el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) que explora el campo de los coches voladores desde 2006. El montante de la operación, adelantada por el diario asiático South China Morning Post, aún se desconoce.

Terrafugia ha trabajado desde su aparición en diferentes prototipos de coche volador, aunque finalmente el que parece que llegará al mercado es el TF-X, y lo hará en un plazo aproximado de 3 años, de acuerdo con el diario. La lista de espera para tramitar las reservas ya está disponible previo pago de 10.000 dólares -reembolsables-, aunque por el momento la entidad no ha hecho público el precio definitivo de este modelo. Diversas informaciones apuntan a que rondará los 279.000 dólares.

TF-X es un vehículo capaz de desplazarse tanto por aire como por tierra gracias a sus alas plegables. Se arranca y circula como cualquier vehículo y puede despegar verticalmente, igual que un helicóptero, sin más necesidad que un espacio despejado de obstáculos de 15 metros de radio.

Su sistema de propulsión es híbrido, con lo que un motor de combustión se encargará de alimentar las baterías que nutrirán de energía las dos hélices gracias a las cuales podrá volar a velocidades superiores a los 320 km/h, durante unos 800 km de distancia sin repostar.

Seguro por aire

En cuanto a cómo será viajar en él, sobre el asfalto, su rendimiento no ofrece nada destacable. Pero la diferencia está cuando surca los cielos, donde ni las puertas ni las ventanillas se pueden abrir en las alturas y todo apunta a que necesitará de un permiso de circulación especial para evitar colisiones con rascacielos, tendidos eléctricos y otros objetos voladores, incluidos los drones.

En cualquier caso, la empresa garantiza que el aprendizaje de la conducción de este coche volador será mucho más sencillo que si se tratara de un avión común. Además, indica que tendrá un equipamiento de seguridad adaptado a las condiciones de circulación por aire y que podrá pilotarse de forma automática o manual y contará con paracaídas para situaciones de riesgo o emergencia.

Los responsables del vehículo resumen en pocas líneas el funcionamiento del coche volador: antes de la salida, el conductor-piloto deberá seleccionar una zona de aterrizaje principal en su punto de destino, así como una zona de aterrizaje de copia de seguridad. Si estas condiciones no cambian sobre la marcha y tampoco se agravan las condiciones meteorológicas, el coche alado "calcula la energía suficiente a bordo para llevar a cabo el aterrizaje en el sitio prefijado. Pero si las cosas cambian en el último minuto, el sistema aborta sobre la marcha el plan inicial y en menos de un minuto elige cualquiera de los dos puntos de aterrizaje alternativos.

En el supuesto de que no existan zonas de aterrizaje, el coche acudiría de forma automatizada al aeropuerto más cercano para aterrizar como si fuera cualquier aeronave, con los formalismos reglamentarios.

Con esta adquisición, Geely entra a competir con compañías como Uber, Toyota, Lilium -el taxi volador que ya ha completado su primer vuelo con éxito-, CityHawk y su coche volador impulsado con hidrógeno, o Airbus con su proyecto Vahana, entre otras. En definitiva, una amalgama de consolidadas empresas y startups que ya trabajan en acelerar la llegada del coche volador. La holandesa PAL-V, de hecho, ya vende Liberty Pioneer, su primer modelo de estas características.

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