La automovilística nipona Nissan ha revelado hoy que la adjudicación de un nuevo modelo no hubiese revertido la decisión de cerrar la planta de Zona Franca, por lo que tras analizar un plan de negocio a medio plazo la empresa ha decidido cerrar las tres fábricas de Barcelona.
Así lo ha explicado el presidente del Comité de Dirección de Nissan Europa, Gianluca de Ficchy, en una rueda de prensa con los medios de comunicación españoles tras el anuncio del cierre de las tres plantas que la marca tiene en Barcelona, una situación que ha calificado como una "muy difícil y de noticias muy tristres".
El dirigente de Nissan ha agradecido las conversaciones que han mantenido con el Gobierno catalán y el español, los cuales han mostrado su disposición a invertir en la factoría de Zona Franca, pero "debido a las previsiones se ha llegado a la conclusión de que no era rentable en un futuro".
"Debemos tener en cuenta el exceso de capacidad que tenemos en Europa, lo que nos lleva a que sea imprescindible adaptar nuestras infraestructuras a la capacidad existente. Al analizar esta situación para Barcelona nos hemos visto obligados a tener en cuenta todas estas circunstancias", ha recalcado De Ficchy.
Nissan iniciará ahora un periodo de consultas con los representantes de los trabajadores de las fábricas de Zona Franca, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca, las cuales cerrarán sus instalaciones en diciembre de 2020.
Los próximos pasos tendrán que ver con el proceso de consultas que iniciará la empresa, donde todas las funciones que realiza la planta (I+D, compras, recambios y las operaciones en el puerto) serán incluidas en este proceso, ha recordado De Ficchy.
Asimismo, ha indicado que el personal de Ávila y Cantabria no se verá afectado por este periodo de consultas, como tampoco se incluirán a las áreas de ventas y marketing, ya que desempeñan una "labor muy importante".
Frank Torres liderará el desmantelamiento
Del proceso de consultas con los sindicatos se encargará el responsable de Nissan en Rusia, Frank Torres. El tarraconense ha sido el ejecutivo que la marca ha elegido para pilotar, en diciembre de 2020, el cierre de las tres plantas productivas y dos centros logísticos que la multinacional japonesa tiene en Cataluña.
Torres conoce a fondo la realidad productiva y laboral de los centros catalanes puesto que fue su consejero delegado de 2011 a 2016. El ejecutivo asumió la dirección de la marca después de un duro ajuste en 2008 para garantizar la continuidad de las plantas.
En aquella ocasión, la reestructuración se cerró con el compromiso de la compañía de adjudicar al centro de Zona Franca (Barcelona) la producción del nuevo modelo de 'pick up' de Nissan, pero estuvo acompañado de un ajuste laboral del 40% de la plantilla, cerca de 2.000 personas, con un Expediente de Regulación de Empleo (ERE).
La multinacional acompañó los despidos con un plan social de prejubilaciones a los mayores de 55 años y la recolocación de algunos trabajadores de Barcelona en otras plantas de la compañía, tanto en España como en Europa.
En 2012, Torres fue el encargado de negociar con los sindicatos un convenio colectivo con altas exigencias de flexibilidad que incluía un recorte del salario del 25%, a cambio de incrementar la producción de las plantas y nuevas inversiones para la factoría.
3.000 trabajadores afectados
El cierre de la Zona Franca, junto con Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca, se llevará a cabo a partir de diciembre de 2020. De esta manera, la historia de Nissan en Barcelona ha llegado a su fin. Tras muchos años con una producción por debajo de su capacidad, unos números en ventas en Europa a la baja y una situación financiera nada boyante -registró unas pérdidas netas de 5.562 millones de euros en el ejercicio fiscal 2019/2020- la multinacional japonesa ha decidido echar el cierre a esta factoría.
Su producción se trasladará a otros países de Europa, principalmente Francia, y la situación de los 3.000 empleados de la factoría de Zona Franca queda en el aire. Por su parte, los otros dos centros de la compañía en España, ubicados en Ávila y Cantabria, no corren peligro, ya que se dedican a la producción de componentes de automoción para otras fábricas europeas.
Una situación que ya temían los sindicatos desde que Nissan decidió reiniciar la producción el pasado 4 de mayo tras el parón por la pandemia del coronavirus. Ni los planes del Govern de la Generalitat de Cataluña ni la intermediación del Ejecutivo de Pedro Sánchez han conseguido cambiar la idea de Nissan de cerrar esta planta.
En 1980 la compañía nipona desembarcó en España. En ese año, Nissan adquirió a la compañía canadiense Massey Fergusson una participación del 36% en Motor Ibérica. Aunque no sería hasta 1982 cuando la multinacional japonesa se hiciese con la mayoría del capital.
Protestas en las plantas de Montcada y Zona Franca
De momento, ya han empezado a tener lugar las primeras protestas en las plantas de Montcada y la Zona Franca y los trabajadores han empezado a cerrar los accesos a esta última -con la quema de neumáticos y muebles incluido- en protesta por la decisión de la multinacional nipona de cerrar sus instalaciones en Cataluña.
Los trabajadores de la multinacional asiática exigen un plan industrial para las factorías de Nissan en Cataluña que les asegure el mantenimiento de sus empleos y se oponen al cierre de las plantas.
Por su parte, los sindicatos manifiestan que de confirmarse el cierre dejará entrever la falta de una política industrial clara en España, tanto por parte del Gobierno como de la Generalitat, y de responsabilidad de la clase política que solo han reaccionado a última hora a pesar de que se preveía que la multinacional podría decidir el cierre. "Ahora todo el mundo quiere ponerse a remar, pero esto debería haberse solucionado antes", tanto el gobierno central como la Generalitat, ha asegurado Miguel Ruiz Fernández.
Aseguran los trabajadores que el gobierno inglés lo ha hecho mucho mejor para intentar salvar la planta que la multinacional japonesa tiene en Sunderland. Francia y Reino Unido han invertido poniendo miles de millones sobre la mesa para que la decisión de Nissan fuera favorable a sus intereses, ha manifestado y ha recordado que han puesto sobre la mesa un paquete de medidas económicas y que en cambio ha habido responsables del gobierno municipal de la ciudad de Barcelona que han hecho políticas de postureo, con manifestaciones faltas de contenido pero poniendo veto a una producción de motores de combustión para exigir una conversión rápida al coche eléctrico cuando debe ser más paulatino. "Por mucho que nos quieran engañar, el coche eléctrico no es ahora mismo la solución", ha insistido.
El comité reclama de las administraciones que si se confirma el cierre "que dejen de hacer demagogia y se pongan a trabajar". En este sentido, el representante sindical se ha referido a las últimas declaraciones de la ministra Maroto y ha asegurado que "es imposible que ayer no conocieran cuál era la decisión de Nissan si ciertamente estaban negociando con la multinacional" y ha exigido al Gobierno que diga "con quién estaban hablando".
Sobre el futuro y los planes para el cierre, Fernández ha asegurado que aún no tienen información, pero ha exigido que trabajen para que no se pierda el tejido industrial en Cataluña y se pueda mantener el empleo. Si el proyecto de Nissan en Cataluña acaba aquí, los trabajadores reivindican su capacidad de adaptación laboral y tecnológica, y exigen que se salve el potencial humano a través de los instrumentos e instituciones que sea necesario y que se busque una salida laboral a los 3.000 empleados de la compañía en Cataluña.
Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi
El anuncio de la salida se produce un día después de que la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi anunciase un nuevo modelo cooperativo de negocio según el cual cada una de las marcas se encargará de liderar la producción de vehículos en distintas regiones.
Bajo este esquema, Nissan sería referencia en China, Norteamérica y Japón; Renault en Europa, Rusia, Suramérica y África del Norte; y Mitsubishi en la Asociación de Naciones del Sureste Asiático y Oceanía.
En el mes de enero, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunía en el Foro Económico Mundial en la ciudad suiza de Davos, con el presidente de Renault-Nissan-Mitsubishi, Jean-Dominique Senard, así como con la consejera delegada interina, Clotilde Delbos, y con el consejero delegado adjunto y director Mundial de Fabricación y Logística del Grupo Renault, el español José Vicente de los Mozos. A la salida de la reunión, Sánchez aseguraba en la red social Twitter que "el mantenimiento del empleo en la planta de Nissan en Barcelona está garantizado".
El secretario general de Industria y Pyme, Raül Blanco, alertaba a la compañía hace unos días de que marcharse de España y de la UE le saldría "mucho más caro" que invertir en la fábrica que la empresa tiene en Barcelona y cifró este coste en unos 1.000 millones de euros solo en costes laborales y contractuales, sin tener en cuenta los costes de imagen y reputacionales.
El Gobierno indicó que una nueva línea de producto para Nissan en Barcelona supondría una inversión de unos 300 millones de euros para la empresa y daría viabilidad durante diez años a la fábrica. "Estamos trabajando en reforzar ese plan de inversiones para que el futuro de las plantas de Nissan en España esté garantizado y creemos que definitivamente podemos dar una tranquilidad a los trabajadores", apuntaba la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto.
Sin embargo, ante la posibilidad de que la automovilística dejase finalmente la ciudad condal, el Gobierno venía haciendo movimientos y sondeando a fabricantes de automóviles chinos para reemplazarla en la Zona Franca. Según informó este periódico, los contactos se han producido con al menos tres compañías chinas.