
Octubre no fue un mes fácil para las divisas latinoamericanas que, tras más de cuatro semanas de protestas en las calles, también reflejan en sus cotizaciones el descontento social que se respira en Ecuador, Chile o Bolivia, mientras el peronismo se reinstala, cuatro años después, en la Casa Rosada.
"La inestabilidad política es generalmente un factor de peso en la alta volatilidad de las monedas latinoamericanas y un componente importante de las primas que pagan estas divisas", explica Olivia Álvarez, analista de Monex Europe. En opinión de esta experta, "durante 2019, además, las economías latinoamericanas han estado considerablemente expuestas a las tensiones comerciales, que han conllevado una notable desaceleración de la economía global y a una caída de la demanda por productos de exportación sensibles para el crecimiento de la región, en particular, materias primas".
Esto explica, en parte, que las monedas de Chile y Argentina -que celebraron elecciones presidenciales el pasado 27 de octubre- sean las que se han visto más perjudicadas, con retrocesos del 3,5% y del 1,6%, respectivamente, en sus cruces frente al dólar en los últimos 30 días según los datos que recoge Bloomberg. No obstante, también son las dos referencias que acumulan el mayor descenso en el cómputo anual: un 37% en el caso del peso argentino, y un 6,3% en el del peso chileno.
Desengaño político
Si bien cada crisis que explosiona en cada rincón del continente tiene unas características propias, todas cuentan con un detonante común: un crecimiento anémico y que se ha hecho aún más evidente tras el último recorte llevado a cabo por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a mediados de octubre, cuando el organismo actualizó al 0,2% el crecimiento esperado para América Latina y Caribe frente al 1,4% que preveía en abril.
Pero al descontento económico también se ha unido en el último año y medio el desencanto político y la exposición de estas economías a la guerra comercial.
Tanto es así, que durante el verano las monedas latinoamericanas sufrieron la peor parte del repunte de la aversión al riesgo que afectó a los activos de los mercados emergentes, y Argentina se convirtió en uno de los epicentros de la crisis, tras las primarias que se celebraron el 11 de agosto y que, contra todo pronóstico, dieron el triunfo al candidato peronista.
"La abrupta caída del peso argentino tras la victoria de Fernández en las elecciones primarias dejó ampliamente descontado el impacto de un posible Gobierno populista en la divisa", recuerda Álvarez. "No obstante", agrega la experta, "la implementación de férreos controles de capital por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA) tras el triunfo del candidato peronista fue la razón por la cual el peso no continuó depreciándose, y de hecho, reportó algunas ganancias frente al dólar. Sin embargo, esta estabilidad del tipo de cambio oficial es malamente un indicador del sentimiento de los inversores en relación al nuevo Gobierno".

Para los analistas de IG, "el temor al contagio se ha hecho omnipresente, aunque un tanto exagerado. Pero estamos de acuerdo en que hay suficientes incertidumbres, que van desde las preocupaciones relacionadas con la guerra comercial y China hasta las decisiones de la Reserva Federal de los EEUU y los riesgos de reasignación de cartera, para que los inversores se mantengan cautelosos".
Tras el argentino, el peso chileno es el que más incertidumbre genera después de que la divisa haya perdido un 17% de su valor frente a la moneda estadounidense desde enero de 2018. "La moneda ha estado bajo presión, debido a la caída de los precios del cobre, al que la economía chilena está fuertemente vinculada", destacan desde Ebury.
Guerra comecial y dólar
Al lado contrario, son las divisas de Brasil, México y Colombia las que mejor han escapado a los disturbios que de forma generalizada se han producido a lo largo y ancho de la región. De esta forma, el real se anota cerca de un 4% en su cruce frente al billete verde en este periodo, seguido del peso mexicano y colombiano, que repuntan algo más de un 3%.
Pero si se extiende la radiografía hasta el 1 de enero, la divisa mexicana es la más alcista entre los principales cruces frente al dólar, con un rebote que supera el 2%. También es la única, junto al sol peruano -que repunta un 0,7%- que escapa a las pérdidas.
El conflicto comercial a nivel mundial también ha impactado de forma importante en las divisas de la región pese a que en las últimas semanas la tensión se ha contenido.
"La relajación de la política monetaria a nivel global, y en particular, de la Fed, han potenciado la fortaleza del peso, ampliando el atractivo de la divisa derivado del amplio diferencial de interés que disfruta la moneda. Del mismo modo, la reducción de los tipos de la Fed ha otorgado mayores grados de libertad a Banxico, pues ha permitido que este inicie un ciclo de estímulo monetario necesario para la economía en desaceleración", apunta la analistas de Monex.
En cuanto a Brasil, "la depreciación del real a principios de año se debió a factores políticos, como la controvertida reforma de las pensiones", señalan desde Ebury. Un proceso que se dilató hasta el mes de septiembre y que justifica que el real retroceda desde enero algo más de un 3%.