Carrefour da un golpe en la mesa y se refuerza en España con la adquisición del negocio de Supersol en el país. En concreto, el grupo de distribución galo se ha hecho con los 172 establecimientos de la cadena en España, ubicados fundamentalmente en Madrid y Andalucía, así como sus centros logísticos. El importe de la operación, que se formalizará en los primeros meses del próximo 2021, se ha situado en 78 millones de euros.
Los planes de Carrefour pasan ahora por reconvertir estos centros en tres de sus diferentes formatos: Express (de conveniencia), Market (supermercado) y Supeco. A cierre del pasado año, Supersol registró unas ventas de 450 millones de euros. Desde que en 2012 la empresa fue adquirido por el grupo lituano Máxima ha arrastrado sin embargo números rojos año tras año y suma pérdidas hasta 2018 por importe de 140,4 millones.
Con la compra, el grupo de distribución galo acelera así su expansión en España con la integración de un modelo de negocio muy similar al que desarrolla desde hace años, las tiendas de proximidad. La adquisición, según Carrefour, contribuirá al desarrollo del comercio electrónico en el sector alimenticio porque en el futuro serán nuevos puntos de retirada de pedidos.
El grupo de distribución francés cuenta con 205 hipermercados en España, 850 supermercados Express y otros 111 supermercados Carrefour Market, además de 25 tiendas de bajo precio Supeco. La adquisición, según destacó a través de un comunicado, fortalece su posición como número dos en el negocio de los supermercados en España, solo por detrás de Mercadona.
Proyecto Cibeles
De esta forma, se pone fin al proceso iniciado hace unos meses cuando el grupo lituano Maxima Holdings contrató a BBVA para que buscara un comprador para las tiendas de la zona centro, en un proceso que recibió mucho interés por parte de distintos inversores, tal y como adelantó elEconomista el pasado septiembre.
Bautizado con el nombre de Proyecto Cibeles, la venta de estas tiendas llegó a una fase avanzada, a la que llegaron varios competidores industriales y fondos de capital riesgo. Sin embargo, a mitad de camino, el grupo lituano decidió hacer una revisión estratégica y tomó la decisión de abandonar de forma definitiva su aventura en España al no haber conseguido dejar atrás sus números rojos. Fue entonces cuando tomó la decisión de vender la totalidad del negocio de Supersol, que incluye los establecimientos de la cadena de supermercados, su negocio de cash & carry (Cash Sol)y su logística, según reveló este diario el pasado mes de julio. Para hacer más atractivo el proceso y ante la importante reestructuración que exige Supersol, BBVA decidió ofrecer la posibilidad de comprar partes de la compañía, despertando así el interés de grupos como Carrefour, Ahorramás, Alcampo o Consum.

Esta alternativa complicaba, sin embargo, la salida del grupo lituano de España, puesto que el apetito de los industriales se dirigía especialmente hacia las tiendas de Andalucía y la zona centro, donde podían incrementar de forma significativa su cuota de mercado. Las ofertas por el cash&carry fueron más limitadas, ya que al estar enfocado en el canal la hostelería ha sido uno de los grandes afectados por la pandemia. Ahora, gracias al acuerdo con Carrefour el grupo lituano consigue replegar velas en España, mientras que la compañía francesa acelera su desarrollo.
Desde el año 2012, la cadena de supermercados está controlada por el holding lituano Maxima Group que ha inyectado ya en torno a 140 millones de euros. Su última aportación, de hecho, fue el año pasado al desembolsar 17 millones. Con el objetivo de reducir costes, la empresa puso en marcha en abril del año pasado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 404 trabajadores, contemplando el cierre de 21 tiendas y 12 pescaderías. Sin embargo, un mes más tarde llegó a un acuerdo con los sindicatos para reducir la cifra a 294 empleos y al cierre de 18 tiendas y 12 pescaderías.
Supersol fue creada en Canarias a finales de los años 70. Primero fue adquirida por Vista Capital (Santander) y después por la holandesa, Ahold, que sufrió importantes pérdidas y que en 2004 terminó vendiéndola al fondo de capital riesgo Permira. Siete años más tarde, en 2011, los supermercados ya habían acumulado más de 400 millones en deudas y la empresa pasó a manos la banca acreedora.
Con el fin de salvarla, en 2012 se llevó a cabo una escisión. Un grupo de accionistas canarios, encabezados por los hermanos Domínguez junto a Javier Puega adquirieron los activos en Canarias a los 24 bancos que ostentaban su titularidad mientras que el negocio peninsular, que es el que adquiere ahora Carrefour, pasó a manos de Máxima. Lo llamativo es que mientras que Dinosol, la empresa canaria, factura más de 1.000 millones y es rentable, el negocio peninsular, ya escindido, acabó hundiéndose en pérdidas.