Día del agua

¿Del grifo o en botella? El sabor marca el consumo

  • Hay grandes diferencias territoriales en el consumo de agua del grifo frente a la embotellada
  • El sabor es uno de los factores más influyentes a la hora de elegir una opción u otra

Más de la mitad de los españoles prefiere beber agua embotellada frente al agua del grifo, bien sea por razones relacionadas con la calidad del agua o por la seguridad sanitaria, según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Por otro lado, la organización pone de manifiesto que el agua embotellada no es, sin más, mejor que la del grifo. En concreto, en España toda el agua del grifo es apta para consumo humano, excepto en contadas ocasiones. Otro asunto es que, por un exceso de cal, de sal o de minerales, el sabor no siempre sea bueno. En ese caso, sí es comprensible optar por el agua embotellada.

Los motivos para no consumir agua del grifo en España, relacionados con la calidad o la salud, no son suficientes ya que, en nuestro país, el agua del grifo tiene un control exhaustivo tanto desde el punto de vista legal como desde el de la seguridad sanitaria.

Es uno de los productos de consumo alimenticio que más exámenes pasa, sujeto a un triple control continuo: sanitario, técnico y económico.

Por si no fuera suficiente, las empresas gestoras del ciclo del agua llevan a cabo controles propios complementarios y avalados por las diferentes normativas de calidad, para asegurar así la mayor calidad hídrica posible.

El Parlamento Europeo también defiende el consumo de agua del grifo y se comprometió, en 2018, a implantar medidas para incrementar la confianza en el agua de grifo y reducir el consumo de agua embotellada, tan perjudicial para el medio ambiente. El aspecto contaminante y el coste son los principales problemas del agua embotellada, ya que, según el Ministerio de Agricultura, consumir agua embotellada supone un efecto contaminante casi 100 veces superior al consumo del grifo; y en relación al coste, hay que tener en cuenta el ahorro económico que supone consumir agua del grifo, con un coste medio de 0,10 euros por persona/mes, frente al consumo de agua embotellada ,con un coste de alrededor de 20 euros al mes por persona.

Junto a esto, destaca que el 90% del coste del agua embotellada es la propia botella, envase que, además, provoca daños en el medioambiente y genera una fuerte huella hídrica, ya que hacen falta tres litros de agua para fabricar una botella de plástico de medio litro .

Controles de calidad

En España, el control del agua del grifo se regula en el Real Decreto Ley 140/2003, en él que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano, y exige controlar hasta 53 parámetros en el agua del grifo, con controles diarios. Sin embargo, las aguas embotelladas tan solo exponen unos pocos, entre 5-8 parámetros en su etiqueta y sin ofrecer un valor de referencia.

La legislación española obliga a los operadores a suministrar agua con una composición que sea apta para el consumo de toda la población.

Cabe destacar que las empresas operadoras y gestoras del ciclo del agua realizan diariamente análisis exhaustivos en el agua dirigida al consumo humano para garantizar que no posea ninguna sustancia o microorganismo, en una concentración tal, que pueda suponer riesgo para la salud de las personas que la consumen.

En concreto, Aqualia, multinacional que gestiona el agua de más de 30 millones de clientes en 17 países, realiza anualmente 865.790 determinaciones paramétricas de agua potable en nuestro país, extraídas de los miles de puntos de muestreo distribuidos por toda la geografía española. Y por si no fuera poco, nuestra legislación obliga a que el agua suministrada por la red pública tenga que tener una calidad en su composición que pueda ser compatible con el 100% de la población.

Sabor y consumo

Si el agua del grifo es más barata, contamina menos y pasa más controles sanitarios, ¿porqué se sigue consumiendo tanta agua embotellada?

Cristina Villanueva, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio Health and environmental impacts of drinking water choices in Barcelona, Spain: A modelling study, comenta que "la calidad del agua del grifo ha aumentado sustancialmente en Barcelona desde la incorporación de tratamientos avanzados en los últimos años. Sin embargo, esta mejora considerable no se ha visto reflejada en un aumento en el consumo, lo que sugiere que el consumo de agua podría estar motivado por factores subjetivos distintos a la calidad".

7 de las 10 provincias que más agua embotellada consumen se encuentran en la costa mediterránea, una zona con aguas duras y con mucho sabor.

Por ejemplo, los madrileños beben agua gracias a una red de 13 embalses gestionados por Canal de Isabel II. Estos cuentan con una gran ventaja: están situados en la sierra, en zonas graníticas que favorecen que el sabor del agua resulte más agradable. Un estudio realizado por el Canal, muestra la importancia del sabor a la hora de elegir y expone que más del 96% de los ciudadanos de la Comunidad de Madrid prefiere beber agua del grifo a diario, convirtiendo a Madrid en la comunidad autónoma donde menos agua embotellada se consume de toda España.

Las aguas más duras se encuentran en la costa oriental de la península y cuenta con una fuerte tradición de consumo de agua embotellada, con siete provincias entre las 10 que más gasto anual realizan en este producto: Illes Balears (121,2 euros), Lleida (89,3 euros), Murcia (88,6 euros), Castellón (87,1 euros), Valencia (86,1 euros), Alicante (84,9 euros) y Tarragona (84,6 euros).

La zona de la costa de levante, según datos de la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (AEAS), es la zona con las aguas más duras y con el sabor más fuerte, al contrario que en las zonas norte , centro y oeste donde las aguas son más blandas. Por lo que se puede deducir que el sabor es uno de los factores que más influye en los españoles a la hora de elegir entre beber agua del grifo o comprar agua mineral embotellada.

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