Antoine Griezmann ya viste como jugador del Barcelona. El futbolista francés, que fue anunciado el viernes, posó este fin de semana con la zamarra blaugrana en su presentación. Una puesta de largo ante un Camp Nou vacío que se demoró unos días en el tiempo porque en Can Barça se buscó hasta el último momento la solución a la financiación de su fichaje.
El presidente del Barcelona, Jose Maria Bartomeu, explicó en la rueda de prensa del acto que hubo problemas en primeras instancia para financiar un fichaje, el tercero más caro de la historia del club, que costó 120 millones de euros. Pero una maniobra financiera, el factoring, salió en ayuda de los culés. Consiste en adelantar el importe de los créditos a favor que una empresa posee. Por lo general, es un tercero el que los aporta, asumiendo sus riesgos.
Gran parte de estos adelantos corresponden a los plazos que están pendientes de cobrarse y que hacen referencia a ventas de jugadores. En las últimas semanas el Barcelona protagonizó un arreón final para dar salida a varios futbolistas, incluido un trueque de porteros con el Valencia que le sirvió para cuadrar las cuentas del ejercicio 18/19 al última hora.
Gracias a esta táctica, el Barcelona ha conseguido 85 de los 120 millones de la contratación. Los otros 35 han correspondido a un préstamo con un vencimiento de seis meses para completar la cantidad necesaria para pagar al Atlético de Madrid.
La escuadra rojiblanca no quiso aceptar un pago fraccionado de la cláusula de rescisión de Griezmann y solo aceptó los 120 millones de euros de golpe. "Grau (Òscar, CEO culé) y Gil Marín (Miguel Ángel, consejero delegado colchonero) se sentaron y hablaron sobre cómo podían establecer el pago a plazos. No fue posible", explicó Bartomeu.