
Bajo la premisa de fomentar la igualdad de género, el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de la nueva Ley del Deporte, un texto que quiere sustituir a la de 1990 y que, aunque necesita de una ronda previa de consultas con partidos políticos, federaciones y diferentes instituciones implicadas, ya ha generado la primera polémica y ha puesto (otra vez) de relieve la actual división en el fútbol del país.
Todo gira en torno a la actual promoción por parte de LaLiga del deporte de hasta 64 federaciones españoles a través de una OTT (servicio de oferta audiovisual por Internet), LaLiga4Sports, que retransmite contenidos y eventos de múltiples disciplinas ajenas al fútbol de Primera y muy alejadas de su popularidad y seguimiento. Algo que tiene su origen en el convenio de colaboración firmado en octubre de 2015 por el organismo que preside Javier Tebas y el CSD (Consejo Superior de Deportes), en la época de Miguel Cardenal, mediante el cual la liga profesional fomenta y apoya el deporte español, pero con una contraprestación: la publicidad de estos deportes a LaLiga.
Un acuerdo, en definitiva, que supone una suerte de patrocinio y que se encuadra en el 1% de los ingresos de la venta centralizada de derechos TV que va destinada a "la promoción de la competición profesional en los mercados nacional e internacional". En concreto, esta partida ha ido reduciéndose desde su inicio hasta la actualidad, de 6 a 2,5 millones de euros, según se refleja en las cuentas anuales de LaLiga.
Sin embargo, no es eso lo que entiende el Gobierno, que en su texto de Ley del Deporte, prohíbe esta posibilidad. El redactado del anteproyecto (puede leerlo aquí) reza lo siguiente: "La nueva norma limita la concentración de derechos económicos por parte de las ligas profesionales de competiciones sobre las que no tengan la condición de organizador". El Ejecutivo ha planteado cinco semanas de debate y entrada de enmiendas, tiempo que las federaciones y LaLiga van a aprovechar para exponer su rechazo al fin de una relación criticada desde el plano institucional.
El ministro de Deporte lanzó un mensaje a navegantes con la OTT de LaLiga de fondo: "Es una ley del deporte español, no de una liga"
Guirao, en la presentación del anteproyecto, fue contundente en su planteamiento: "Haría que las federaciones más pequeñas estuvieran al albur de las más grandes. Una cosa es el negocio y otra el patrocinio. El patrocinio no lo prohibimos, lo animamos. Otra cosa es que los monopolios puedan arrinconar al más pequeños contra el más grande. Es una ley del deporte español, no de una liga".
El ministro de Deporte recibió un único espaldarazo, el de la RFEF (Federación Española de Fútbol). A través de su secretario general, Andreu Camps, mostró su satisfacción por el nuevo texto en términos similares a los del Gobierno, haciendo alusión a la implantación de "un modelo de auténtica autonomía e independencia financiera de las federaciones deportivas españolas para que no estén sujetas a los intereses comerciales de aquellos que del deporte ven sólo negocio".
Fiel a su estilo sin medias tintas, Javier Tebas se declaró profundamente en contra del texto. El dirigente de LaLiga acusó al Gobierno de haber introducido estas novedades 'de tapadillo' y deseó, de no tener los cambios pertinentes, que el texto no saliese adelante. "Las modificaciones benefician al Real Madrid y a los conflictos de competencia que tenemos con la Federación", decía más tarde Tebas, poniendo en su propia boca el duelo de trincheras que su organismo mantiene con la RFEF.
Al margen de la mención al equipo madridista (con el que ha tenido litigios relacionados con los derechos de TV y la topografía de las camisetas de los jugadores), los últimos meses han dejado una sucesión de desencuentros públicos entre los dos grandes entes que gobiernan el fútbol español. Desde la llegada de Luis Rubiales a la RFEF en mayo de 2018, y tras unas pocas semanas de paz institucional, la escalada de tensión ha sido progresiva.
La pretensión de la RFEF de recuperar competencias delegadas en el Convenio de Colaboración con LaLiga (entre ellas, el polémico tema de los horarios), las cuitas sindicales que han colocado a las dos instituciones en ambos contrarios, el intento fallido de Javier Tebas de llevar un partido liguero a EEUU, los desencuentros por el 'caso Reus' y las críticas de Rubiales al control económico de LaLiga son cinco grandes temas de choque frontal que han mantenido la confrontación entre Liga y Federación.
En un contexto de pulso continuado, el posicionamiento de cara a la nueva Ley del Deporte es el último capítulo de una rivalidad que condiciona y condicionará muchos de los aspectos de los que depende el fútbol en los próximos meses y años. Con una negociación por el próximo Convenio aún por concretar (acaba en 2019), una por el convenio femenino en curso y otra por el masculino en el horizonte, la situación se sigue enquistando.