Tradicionalmente enfrentadas en los últimos años, LaLiga y la Federación Española de Fútbol han tardado poco en volver a enfrascarse en un pulso tras la llegada de Luis Rubiales al cargo de la RFEF. La negativa de este organismo a la idea de Javier Tebas de llevar el Girona-Barcelona a EEUU (además de las discusiones por los horarios y el calor) ha sacudido la relación entre las dos instituciones y han sacado al centro del debate el convenio firmado por ambas en 2015 y que finaliza en 2019, poniendo al fútbol español bajo una complicada situación en caso de fracaso en las negociaciones para validarlo.
El Convenio de Coordinación data de 1990, pero fue renovado en 2015 por LaLiga y la RFEF. El acuerdo entre las instituciones permitía a LaLiga gestionar un torneo que depende, no obstante, de la RFEF en última instancia. El propio secretario de la Federación, Andreu Campos, lo confirmaba este lunes: "La Liga, por ley, es un gestor de competiciones y así debe seguir siendo. La Federación, por ley, es el titular de las competiciones y así debe seguir siendo. Los clubes son los titulares de los derechos de televisión de los encuentros y los cede por ley a la Liga para que los explote".
Campos avisaba: "La Federación es la titular de los derechos propios de la competición como el nombre, el balón, los horarios... y los cederá a la Liga mediante convenio si la Liga se ajusta a las necesidades de los aficionados, a los intereses de los futbolistas y del fútbol aficionado y territorial". El secretario de la RFEF solo ampliaba la línea defendida por Luis Rubiales, que este fin de semana detallaba el rechazo de su organismo a los horarios de LaLiga, los partidos en lunes y su deseo, entre otros, de que exista una franja horaria vacía para dar cabida al fútbol modesto y de lograr acuerdos comerciales para renombrar las competiciones oficiales.
Actualmente, LaLiga tiene cedidos 13 puntos de competencias que aparecen en el título segundo del convenio (puede leerlo aquí), firmado el 11 de agosto de 2014:
1º Contenidos y formas de contratación de los jugadores profesionales
2º Tramitación e inscripción provisional de licencias de jugadores profesionales
3º Determinación de los periodos de inscripción de las licencias de los jugadores profesionales
4º Alineación de jugadores e interrelaciones entre los clubes y sus filiales y/o dependientes
5º Determinación de los condicionantes del sorteo
6º Uniformidad de los equipos y publicidad estática y dinámica de los encuentros
7º Determinación de las personas autorizadas a permanecer en el perímetro del terreno de juego
8º Requisitos que deben cumplir los clubes para inscribirse y participar en las competiciones profesionales
9º Determinación de las condiciones que deben reunir las instalaciones de los estadios, seguridad, acceso y taquillas
10º Concretar los horarios y sus modificaciones
11º Establecer por temporada el número máximo de licencias de futbolistas por club para Primera y Segunda
12º Autorizar la publicidad en las prendas deportivas
13º Establecer el modelo oficial de balón en Primera y Segunda
Mínimos obligatorios si no hay convenio
En las próximas semanas o meses debería iniciarse el inicio de unas negociaciones que, en este momento, no parecen fáciles. Las desavenencias entre LaLiga y RFEF en aspectos tan cruciales como el de los horarios, el nuevo nombre de la competición (el acuerdo con Santander finaliza en 2019) o el balón (de Nike, a pesar de que la RFEF está patrocinada por Adidas) podrían alargar o incluso bloquear un proceso que, de no llegar a buen puerto, se vería abocado al establecimiento de unos mínimos auspiciados por la mediación del Consejo Superior de Deportes (CSD).
Lo recoge la disposición segunda del Real Decreto de Federaciones Deportivas Españolas, que obliga, "en el caso de que no se suscribiesen los convenios" a cumplir con, al menos, el calendario deportivo, ascensos y descensos de competiciones profesiones y no profesionales, el arbitraje, composición y funcionamiento de los órganos disciplinarios y el número de extracomunitarios. Una lista de mínimos que dejaría abiertos los aspectos más jugosos y polémicos de la negociación pero que facilitaría la disputa de la liga para el curso que viene.