Hoteles de cinco estrellas, jets privados y un catering de primera es lo mínimo que exigen los jugadores del campeón de Europa, un equipo que juega en la liga más rica del continente. Pero las sanciones impuestas al propietario ruso del Chelsea, Román Abramóvich, han dejado a su club con problemas más prosaicos que resolver. "Mientras tengamos suficientes camisetas y un autobús para ir al partido, estaremos allí y competiremos", dijo el entrenador Thomas Tuchel el jueves por la noche después de que su equipo venciera al Norwich City en un día de caos fuera de la cancha.
Después de que el Reino Unido nacionalizara el Chelsea por las sanciones contra los oligarcas rusos, la situación es tan grave que el equipo apenas tendría dinero para "los próximos dos partidos". El club está negociando con el Gobierno para conseguir algo más de liquidez y poder seguir cumpliendo con los compromisos deportivos, empezando con el partido en casa contra el Newcastle United el domingo. Según la prensa británica, Barclays ha congelado temporalmente todas las cuentas del club, mientras estudia las condiciones de la licencia extraordinaria que le otorgó el Gobierno tras su nacionalización.
Lo que ya se ha puesto al descubierto es que el Chelsea es inviable sin la generosidad de su hasta ahora dueño multimillonario, un reflejo de un deporte cuyas finanzas hundirían a casi cualquier otra industria. En resumen, no importa cuánto cueste algo o cuánto dinero tengas en el banco si te prohíben pagar.
Las cuentas más recientes muestran que el presupuesto del club es de unos 500 millones de libras por temporada, que se van en todo tipo de conceptos: desde la grada VIP en los días del partido hasta pagar los salarios de sus jugadores. Pero las condiciones leoninas del Gobierno limitan el club londinense a un presupuesto de 500.000 libras para albergar un partido y 20.000 libras para jugar fuera de casa.
Las nuevas reglas obligan al Chelsea a limitar el aforo de su estadio de Stamford Bridge y dejar de vender merchandising. Eso significa un agujero de cerca de 600.000 libras de ingresos por partido solo en entradas, según Richard Moffat, analista del asesor de apuestas OLBG.
El club no puede cubrir el coste de la organización de un partido, según fuentes del club. El equipo cuenta con unos 8.000 abonados VIP de temporada, que reciben un cátering de primera regado con buenos vinos en cada encuentro. Las 500.000 libras exigidas por el gobierno deben cubrir a los administradores, los primeros auxilios y los llamados embajadores del club, que suelen ser exjugadores que entretienen a los invitados.
Abramóvich puso al Chelsea a la venta antes de ser sancionado, pero el proceso quedó bloqueado el jueves
El Chelsea dijo el jueves que estaba negociando con el Gobierno, presionando para que modificaran las condiciones. El objetivo inmediato es desbloquear el dinero suficiente para seguir operando hasta el final de la temporada. Las 20.000 libras para viajar a un partido fuera de casa son demasiado poco para algunos partidos, especialmente los de la Liga de Campeones en el extranjero.
Parece necesaria una venta rápida para evitar el colapso total del equipo. Abramóvich puso al Chelsea a la venta antes de ser sancionado y prometió donar las ganancias para ayudar a las víctimas ucranianas de la invasión rusa. Sin embargo, el jueves por la noche, Raine, el banco que asesora sobre la venta, envió un correo electrónico a todos los postores que habían indicado interés para informarles de que el proceso quedaba paralizado. El gobierno ahora tiene que aprobar una venta antes de que pueda seguir adelante.
El club ha atraído el interés de personas como Todd Boehly, el ex presidente de Guggenheim Partners, Josh Harris, cofundador de Apollo Global Management y el promotor inmobiliario Nick Candy.
Otra opción es poner el club en administración, un proceso inglés mediante el cual una firma de contabilidad externa normalmente administra el club. Los directores de la empresa son personalmente responsables si saben que la empresa se encuentra en una situación financiera desesperada y no la ponen en administración. Eso permitiría que el Chelsea, que ocupa el tercer lugar en la liga, siga funcionando hasta el final de temporada.
"Por el momento, el club tiene una factura salarial de 28 millones de libras al mes y apenas suficiente efectivo en el banco para cumplir con los próximos dos partidos de la Premier League", dijo Julie Palmer, socia gerente regional de Begbies Traynor, que se ocupó de la administración del AFC Bournemouth en 2008. "La pregunta es qué sucede con las responsabilidades más allá de ese punto, y el club acabará obligado a pedir alguna forma de administración".
Mientras tanto, los patrocinadores siguen en duda. Las sanciones llevaron al patrocinador de la camiseta, Three, a suspender su contrato, que vencía este año. Otros grandes patrocinadores incluyen a Nike y Trivago. Un portavoz de Trivago dijo el viernes que se quedaría con el club con la esperanza de encontrar pronto un comprador.
Coste salarial
Pero, aún así, sigue estando en duda la supervivencia a largo plazo si no surge un comprador rápidamente. Con mucho, la mayor carga para los clubes de fútbol es la factura salarial de los jugadores. Chelsea tiene prohibido comprar y vender jugadores y aceptar contratos.
El año pasado, el coste de ventas del equipo, que incluye los salarios de los jugadores, ascendió a 355 millones de libras, según muestran los archivos. Romelu Lukaku, que se unió en el verano procedente del Inter de Milán, es el que más gana con 325.000 libras a la semana. Incluso jugadores más secundarios como Timo Werner ganan 270.000 libras a la semana.
De momento, es el corto plazo al que se enfrenta el club. Después de recibir al Newcastle, los próximos dos partidos son viajes fuera de casa, con el Lille francés y el Middlesbrough en el noreste de Inglaterra. El viaje a Francia ya estaba reservado. Ahora la pregunta es cómo viajarán a su siguiente encuentro fuera de Londres.