
El Milán anunció este miércoles la contratación de Stefano Pioli como nuevo técnico 'rossonero'. El de Parma llega en sustitución de Marco Giampaolo, quien solo ha durado dos meses de competición oficial, y tratará de revertir la crisis de malos resultados del conjunto lombardo. Una caída en picado, que ya dura nueve años y que ha tenido diez entrenadores por el camino. El hundimiento de una de las escuadras más históricas del fútbol mundial, que hace tiempo dejó de estar en la élite para luchar por puestos de media tabla. Una debacle deportiva que, además, ha ido a la par de lo económico desde que Silvio Berlusconi empezó a perder todo su poder en Italia.
En San Siro, hace no mucho tiempo, se alineaban juntos Dida, Cafú, Stam, Nesta, Maldini, Pirlo, Gattuso, Seedorf, Kaka, Crespo y Shevchenko. Todo a los mandos de Carlo Ancelotti, para configurar uno de los mejores onces que ha visto el fútbol. Aquel equipo ganó todo lo impensable, pero con su natural jubilación, el Milán nunca supo reinventarse y fue poco a poco perdiendo todo su poder. Esa alineación se encontró en la final de la Champions en 2005, que sin embargo acabó del lado del Liverpool, y seis cursos después, los 'rossoneri' ganarían el que hasta ahora es su último gran título: la Serie A de la 10/11.
Aquel 'Scudetto' llegó tras superar, a largo plazo, las duras consecuencias del escándalo arbitral del Calciopoli, que arrasó todo el fútbol italiano, y ante una Juventus que sí estaba sabiendo regenerarse. Además, coincidió en el tiempo con la caída de Silvio Berlusconi de la presidencia del gobierno transalpino, a donde nunca más volvería (estuvo en tres etapas). El principio del fin ya tenía una fecha marcada.
Por entonces, al Milán le dirigía un prometedor Massimiliano Allegri y para tratar de mantener su proyecto el club confió en Zlatan Ibrahimovic como punta de lanza. El sueco, que costó 24 millones de euros (según Transfermarkt) procedente del Barcelona, se unió a un elenco de jugadores por el que se destinó un total de 57,35 'kilos'. Pero la crisis económica del descenso de 'Il Cavaliere' hizo mella en la entidad y ésta, obligada a sacar dinero para cumplir con el Fair Play Financiero de la UEFA, tuvo que vender al delantero nórdico junto a Thiago Silva al año siguiente. Además, la caducidad de los Gattuso, Nesta, Inzaghi y Seedorf obligó a los lombardos a buscar una nueva camada de jóvenes talentos.
Así, descendiendo su inversión en los siguientes tres cursos (55,65 en la 12/13, 34,9 en la 13/14 y 20,6 millones en la 14/15) el Milán no terminó de encontrar los buenos resultados del pasado y ello acabó con el despido de Allegri en enero de 2014. Al de Livorno le sustituyó Mauro Tassotti durante un solo encuentro y después un Clarence Seedorf recién retirado y sin experiencia previa en ningún tipo de equipo. El neerlandés finalizó la campaña octavo, por lo que no fue renovado por su pésimo balance y precedió a Filippo Inzaghi, otro ex que se encontraba en el filial 'rossonero'.
En paralelo, el imperio Berlusconi siguió cayendo, manchado también por los escándalos sexuales del expresidente italiano, y su participación en el club cerca estuvo de verse reducida. Sin embargo, el empresario tailandés Bee Taechaubol no terminó de cerrar la compra del 48% del Milán y la mano derecha de Silvio, Adriano Galliani, continuó al frente de la entidad.
El 13 de abril de 2017, Berlusconi vendió todas sus acciones al empresario chino Li Yonghong
Con Inzaghi el Milán marcó un desastroso décimo puesto y tras finalizar la temporada fue destituido dejando el cargo a Sinisa Mihajlovic. Otro técnico que tampoco terminó la campaña en el banquillo y que en abril de 2016, pese a una nueva potente inversión de 90,97 millones, dejó su puesto incapaz de hacer regresar al club, tres años después, a puestos europeos. El curso lo finalizó, en séptimo lugar, un Cristian Brocchi al que se le escapó la Copa en la final ante la todopoderosa Juventus.
Este subcampeonato otorgó a la escuadra milanesa la posibilidad de disputar la Supercopa de Italia (ya que la 'Juve' había hecho doblete) y con Vincenzo Montella se conquistó el trofeo que acabaría siendo el último de la etapa Berlusconi, y hasta ahora también el último de la entidad. Una era que se cerró el 13 de abril de 2017 cuando su holding Fininvest vendió por 500 millones el 99,93% de las acciones del Milán a Li Yonghong, un empresario chino que prometía acabar con la deuda de 240 'kilos' que habían arrastrado los lombardos en los últimos años de 'Il Cavaliere'.
Así, la temporada 17/18 (la que volvía a tener al Milán en Europa) arrancó con un gasto en fichajes de 191,98 millones (entre los que destacaron los 42 por Leonardo Bonucci). Este no era más que otro gesto del nuevo líder asiático de tratar de levantar la moral en San Siro, pues ya había prometido también unos 188 millones en patrocinios. Sin embargo, los buenos resultados tardaron en llegar, Montella fue destituido por Genaro Gattuso y las previsiones de encontrar nuevos socios descendieron hasta alcanzar un "resultado neto del negocio para 2018 de cero", en palabras de la UEFA.
El fondo Elliott ha evitado, con su llegada a los 'rossoneri', una sanción devastadora de la UEFA
La crisis total que llevó a Li Yonghong a aumentar la deuda de la entidad y a contraer un déficit de más de 300 millonesde euros con el fondo Elliott Management. Un pasivo insalvable para el nuevo dueño que le llevó a finalizar su breve etapa en el Milán, ya que la firma estadounidense asumió el control mediante el cobro de la deuda con las acciones del club. De esta forma, en julio de 2018 Paolo Scaroni asumió la presidencia y para evitar la sanción de la UEFA por incumplir el Fair Play, en la 18/19 se redujo el gasto en traspasos a 186 'kilos', además de vender a Bonucci en un intercambio por Gonzalo Higuaín e inyectar 50 millones de capital.
En este último año, con el fin de evitar una sanción mayor, el Milán acordó en junio de 2019 firmar con la UEFA una expulsión de la Europa League para la presente temporada. En el plano de fichajes, Elliott ha invertido 102 millones y para el área técnica se confió en Giampaolo con el fin de liderar el enésimo intento de regeneración. Pero, incapaz de reconducir un equipo con rostros a años luz de aquel once de 2005, los 'rossoneri' marchan, tras siete jornadas, en decimotercero lugar con nueve puntos y a solo tres del descenso.
Pioli es el décimo intento de resurrección, aunque su etapa no ha comenzado bien con la postura contraria de los tifosi por su reconocida afición al Inter de Milán. En el fondo aparecen los brotes verdes de Elliott y una inversión con sus vecinos de 1.200 millones para el nuevo estadio. Pero echando la vista atrás, la capital de Lombardía añora aquel club que se acostumbró a ser uno de los mejores del viejo continente. Una posición que ahora se encuentra solo en el pasado y que ha acabado con la entidad tocando fondo desde la caída del imperio de Silvio Berlusconi.