Cataluña

El ocio nocturno catalán calcula que tardará cinco años en recuperarse

  • La Generalitat todavía no permite abrir interiores y el 60% de los locales se encuentra en insolvencia
  • Fecasarm lamenta que el sector ha pasado de ser segundo nacional a estar fuera del Top5
Jóvenes bebiendo en la calle durante las Fiestas de Gracia 2021. Efe

El sector del ocio nocturno es, sin lugar a dudas, uno de los que peor lo está pasando con la pandemia. La razón es clara, la naturaleza de su actividad facilita el contagio del coronavirus. Es por eso que, el 14 de marzo de 2020, como tantos otros negocios, sus locales tuvieron que cerrar. Sin embargo, este sector no ha sido capaz de encadenar dos semanas seguidas de relativa normalidad desde entonces en Cataluña.

Desde la reapertura el 19 de junio de 2020, la Generalitat ha obligado al ocio nocturno a cerrar en varias ocasiones y, cuando les ha permitido abrir, han tenido que adaptarse a normativas cambiantes que les han impedido desarrollar su negocio con normalidad.

Eso debería cambiar en las próximas semanas. Según anunció el Govern a finales de septiembre, se están realizando los preparativos para permitir el ocio nocturno en interiores con pista de baile y aforos bastante concretos. Sin embargo, a fecha de la redacción de este artículo no hay fecha concreta y lo último que se ha escuchado desde la esfera política ha sido la promesa de que se abrirá cuando "los datos acompañen" y que cabe recordar que todavía hay una "cifra importante de personas hospitalizadas por Covid".

Siendo optimistas, la reapertura del ocio nocturno en interiores puede concretarse este mes. Además, a la Generalitat le ha surgido un problema importante, el de los botellones multitudinarios, y la apertura del ocio nocturno es una medida para intentar atajarlo.

Al mismo tiempo, el Procicat relajó también las medidas anticovid en materia de restauración, ampliando a diez el número de comensales por mesa en interior. También se aumentó al 60% el aforo de pruebas deportivas al aire libre con más de 10.000 personas. 

Cuando se redacta este reportaje, la restauración admite el 100% del aforo en exterior y el 50% en interior con separación de dos metros entre mesas en interior y dos metros en exterior, mientras que el ocio nocturno solo puede abrir en exteriores hasta las 3.00 de la mañana si el establecimiento no está en la vía pública y no hay ninguna ordenanza que lo prohíba.

Joaquim Boadas, secretario general de Fecasarm, la patronal del ocio nocturno en Catalunya, admite que actualmente "es imposible abrir". "Abrir con distancia de seguridad, sin pista de baile y hasta las 03.00 no es posible. La mayoría de locales no quieren abrir y los que abren se exponen a problemas".

Boadas agradece que la Generalitat se haya puesto en marcha para abrir las puertas de los locales en horario completo, pero dice que, al final "ha sido peor el remedio que la enfermedad". "Nos parece bien que se vaya a abrir en horario completo para evitar botellones, pero es necesario que nos permitan un aforo de, como mínimo un 70 o un 80% porque si no los locales no se llenarán, sino que se seguirá optando por el botellón".

Según sus estimaciones, "tardaremos cuatro o cinco años en recuperar un nivel de actividad parecido al de antes del Covid y a recuperarnos de los perjuicios generados por la pandemia". Boadas cifra la proporción entre ocio nocturno legal e ilegal en 5% a 95%, cuando antes del Covid era del 85% para el legal. "Iremos recuperando a razón del 10% cada año y habrá años con un 50-50. La gente se ha acostumbrado a esta oferta barata en la que todo el mundo hace lo que le da la gana".

"Los locales tendrán que invertir mucho en recuperar competitividad, en decoración, en una programación atractiva, etc., pero no hay dinero. Están muy tocados y no hay capacidad de inversión. Hemos pasado de ser la segunda potencia española del ocio nocturno tras Baleares a ser los octavos o novenos. Catalunya está demacrada", lamenta.

El auge de los botellones

Desde el final del toque de queda, los botellones han ido ganando presencia en la noche catalana. Se han dado en todos lados, con especial incidencia en Barcelona por el volumen de gente, sobre todo a partir de finales de verano, con la coincidencia con algunas fiestas importantes como las del barrio de Gràcia, las de Sants o las de la Mercè.

La mayoría han acabado con detenidos y heridos y algunas con destrozos materiales que van mucho más allá que la basura generada, como el botellón de Plaza de España que dejó destrozos en el Palau de Congressos de Fira de Barcelona.

Para Boadas, los botellones son un tipo de "competencia desleal" que "ha sido fomentada por la administración pública y de forma reconocida, además". El secretario general de Fecasarm detalla que "hay un informe de la Agencia de Salud Pública de Catalunya aportado al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que admitía que levantar la restricción de diez personas en reunión suponía riesgo de botellones. Una vez levantada la medida sabes que habrá botellones".

Locales en bancarrota

Según las cifras aportadas por Fecasarm, los locales de ocio nocturno han perdido casi 6.500 millones de euros en una cifra que asciende en decenas de millones cada fin de semana que pasa cerrado o que se abre sin posibilidad de baile y en un horario reducido. De ello se derivarán cierres y despidos. Según Boadas, "es difícil calcular con exactitud cuántos locales cerrarán, pero calculo que el 60% están en situación de insolvencia".

El secretario general de la patronal concreta que una de las pocas medidas que se han tomado en favor del sector es reducir el pago del 50% del alquiler. "Los políticos se piensan que pagando la mitad del alquiler ya está, que ya nos ayudan. Hay alquileres de más de 60.000 euros mensuales. ¿Cómo se puede pagar sin abrir?".

Boadas apunta que, tras el 31 de diciembre, cuando finaliza la exención de presentar concurso de acreedores, se verá "la magnitud de lo que han hecho. Se han destrozado familias, se han perdido trabajos y ahora encima tenemos macrobotellones". Boadas deplora que la gestión del sector por parte de la Generalitat ha sido "un despropósito total".

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