
José García, longevo vicepresidente de la Liga por la Defensa del Patrimonio Natural (Depana), ha enviado durante años documentación a la Unión Europea alertando de la degradación del espacio natural protegido por la Red Natura 2000 de La Ricarda, hasta conseguir la apertura de un expediente de la Comisión Europea a España en 2013 que puede acabar en el Tribunal de Justicia Europeo.
La denuncia se remonta a 2002, cuando se planificó la anterior ampliación del Aeropuerto de Barcelona, y ahora la misma zona ha provocado desencuentros políticos que han llevado a congelar los planes de un nuevo salto de tamaño de El Prat para atraer más vuelos intercontinentales.
García defiende La Ricarda con el empeño de quien, de muy niño, se bañó en su aguas y trepó a sus pinos como hijo de militar destinado al cuartel ubicado en dicho espacio, a unos centenares de metros de la laguna que reivindica como el espacio mejor preservado del Delta del Llobregat. Rechaza de plano destruirla en nombre del progreso económico, que ve factible con una mejor gestión de la infraestructura.
¿Cree que es compatible ampliar El Prat con preservar La Ricarda?
Tengo familia que son controladores aéreos, porque en El Prat mucha gente está vinculada al aeropuerto, y dicen que la clave es mejorar la gestión, repartiendo los vuelos durante todo el día. Y los 1.700 millones no sé quién los va a ver, porque hasta 2026 solo se prevén 300 y pico, y pueden pasar muchas cosas en este tiempo. No los verán ninguno de los políticos ahora activos, porque con las tensiones que hay, no van a aguantar. Y llevan décadas hablando de hub intercontinental, pero para eso hay que convencer a las aerolíneas. ¿Lo harán ahora que las cosas están peor y que ya está repartido el pastel en Madrid, Londres, Fráncfort y París?
¿Cómo le afectó al espacio natural la anterior ampliación de El Prat?
La tercera pista y la T-1 eliminaron parte del pinar litoral declarado hábitat de interés prioritario según la normativa europea, eliminaron una zona de marismas y cambiaron el curso de las aguas subterráneas, que es lo que más degradó la calidad del agua de la laguna, que se creó hace 300 años por un cambio natural de la desembocadura del Llobregat. Para compensarlo, se propusieron unas medidas que no se han aplicado, por lo que se empezó a degradar el entorno y caer la biodiversidad. Además, disminuyeron las poblaciones de aves, ahuyentadas por la proximidad del aeropuerto y sus sistemas de seguridad como los halconeros. Todo ello ahora pone en aprietos la posición de España. Durante años, Bruselas ha ido enviando cartas de advertencia a la Generalitat -titular de las competencias ambientales- y también a Aena y al Estado, pero si envían otra, será el dictamen motivado que va directamente al Tribunal de Justicia Europeo de Luxemburgo. Lo intentaremos por todos los medios.
¿Qué es lo que se ha incumplido?
Han construido aparcamientos en zonas protegidas para las aves, no han protegido zonas que anunciaron, no han hecho corredores biológicos que prometieron... Ahora ya no es suficiente con hacer lo prometido hace 20 años, y es una obligación legal recuperar la zona. No es irreversible si se aplican las medidas suficientes.
¿Quién lo tiene que hacer?
Hay actuaciones que corresponden a Aena porque no las hizo, y otras a la Generalitat, como solicitar la protección de nuevas zonas. Aena propone compensar con cinco veces más terreno del que se vería directamente afectado, pero no lo puede hacer, ya que la competencia es de la Generalitat. Además, plantea proteger zonas que ya prometió en 2002, como la que incluye un antiguo campo de golf. Es una zona que se debía haber restaurado hace 20 años porque es un corredor biológico. No puede ser que Aena quiera arreglar lo que hizo mal hace 20 años y que eso le sirva para destruir nuevas zonas. Eso la Comisión Europea no se lo va a aceptar, y lo digo porque tengo contactos directos.
Aunque no se amplíe el aeropuerto, el cambio climático puede acabar con La Ricarda antes de fin de siglo por la subida del nivel del mar…
Igual que el Delta del Ebro y la misma Barcelona… es un problema de todo el litoral mediterráneo.
¿Pero hasta qué punto vale la pena luchar por una zona que dentro de 30 años quede bajo las aguas?
Con la edad que tengo, a mi ya me cubre, y el problema lo tendrá el mismo aeropuerto. Ahora La Ricarda sirve de zona de salida de aguas en caso de fuertes lluvias, que también son consecuencia del cambio climático. Eliminar las zonas húmedas puede ser un tiro en el pie, o más arriba, para el aeropuerto.
¿Cuánto tiempo puede tardar en llegar al punto final el expediente de 2013?
Depende de las ganas de solucionarlo. Sin ganas, puede llegar a los tribunales en uno o dos años. Lo más probable es seguir dando largas, pero no habrá más de tres años de margen para una sentencia. Y si está abierto el proceso de judicialización, la Comisión Europea no va a dar permiso para una nueva ampliación. Primero tienen que corregir y recuperar la zona, y eso son años. Ahora quien tiene más interés en que la queja se cierre es Aena, porque es un palo en la rueda.
¿Cuánto le puede costar a España el incumplimiento de las compensaciones anteriores?
Lo peor es una multa económica al Estado, pero también tiene incidencia en los fondos europeos Next Generation para actuaciones en el Delta del Llobregat, que hay muchas y que podrían quedar paralizadas a corto plazo.
¿Qué tipo de actuaciones?
Son proyectos de infraestructuras, que pondremos en conocimiento de la Comisión Europea si salen elegidos para recibir fondos comunitarios, como los nuevos accesos viarios y ferroviarios al Puerto de Barcelona por el sur, que tienen un efecto negativo sobre el Delta del Llobregat. Afectan a una zona que debería estar protegida pero no lo está, como parte del nuevo cauce del río Llobregat, por sentencia de Tribunal Europeo, con jurisprudencia asentada, y por la directiva de aves. No vale el estudio de impacto ambiental que se hizo en 2007, hay que hacer uno nuevo y dar las pertinentes compensaciones, como se hace en todas partes.
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