
El Puerto de Barcelona prevé una lenta recuperación de sus actividades en lo que queda de año, con el consiguiente impacto en sus cuentas anuales. No sólo por la caída del volumen de tráfico de mercancías y la paralización de la actividad crucerista a causa de la crisis derivada de la pandemia del coronavirus, sino además porque el ente portuario ha aplicado una política de contención y disminución de sus tasas al conjunto de los usuarios portuarios que operan en sus instalaciones.
En este contexto, la presidenta del Puerto de Barcelona, Mercè Conesa, confirmó que las estimaciones con las que trabajan para el conjunto de este año cifran el beneficio en unos 14,9 millones de euros, un 66% menos respecto a las ganancias de 29,3 millones que obtuvo en 2019. Asimismo, la cifra de negocio sufrirá un descenso del 17% interanual, hasta los 143,6 millones de euros, mientras que el resultado de explotación se reducirá un 63% pasando de poco más de 40 millones el pasado año a los 14,6 millones previstos para 2020.
Únicamente en los primeros cuatro meses de este año, el Puerto de Barcelona registró reducciones de dos dígitos en todos sus indicadores de tráficos, con especial incidencia en el tema de pasajeros por el cese de la actividad crucerista. A este respecto, Conesa advirtió que retomar este tipo de tráfico pasa "principalmente por garantizar la seguridad de los pasajeros y planificar la reincorporación de su actividad en nuestras instalaciones, por lo tanto el Puerto trabaja conjuntamente con las compañías cruceristas, con las que también negociamos reducciones de las diferentes tasas para ayudarles a paliar el impacto de la falta de actividad".
El tráfico de mercancías ha caído del orden del 11,7% para alcanzar los 19,6 millones de toneladas, respecto al mismo periodo de 2019, y ha registrado un descenso del 16,2% en el tráfico de contenedores, con un crecimiento del 2% en la exportación, sobre todo gracias a los productos de alimentación, y descendió la importación en un 5,6%. El movimiento de vehículos también se redujo en un 35,3%.
Pese a esta drástica reducción, la presidenta Mercè Conesa asegura que la política de inversiones se mantendrá en línea con las previsiones que el Puerto de Barcelona había concretado al inicio del año, gracias a la "situación financiera muy saneada". De esta forma, insiste en que se destinarán 71 millones de euros a proyectos como la ampliación del muelle adosado, la mejora de la accesibilidad en una de las terminales de cruceros, las adecuaciones de las áreas de precargas de las terminales de mercancías o la remodelación del edificio ASTA.
Asimismo, siguen trabajando en la ejecución de los accesos ferroviarios de la zona sur. Sobre este proyecto, Conesa confirmó que el coronavirus únicamente a aplazado la firma del acuerdo el Gobierno y la Generalitat sobre la planificación técnica y que posteriormente tendrán que ser licitados. En un conferencia del Cercle d'Infraestructures, Conesa explicó que los equipos técnicos de Adif y del Puerto de Barcelona están aprovechando el parón provocado por la epidemia para avanzar en los estudios informativos del proyecto, aunque no hay fecha para su conclusión.
Respecto a la caída de los ingresos, la autoridad portuaria destaca que durante el impacto de la pandemia ha aplicado un plan de contingencia para evitar que sus proveedores y clientes salieran gravemente perjudicados de la crisis del coronavirus. Por un lado, se adelantaron pagos a proveedores hasta el 30 de junio por 19 millones de euros y, por otro, se aplazaron los pagos de las tasas aeroportuarias durante seis meses por un importe de 26,3 millones. Según su presidenta, teniendo en cuenta la rebaja de tasas a los operadores, el Puerto ha puesto en marcha medidas que han supuesto un ahorro de 56 millones a los clientes y los proveedores.
Revisión del plan estratégico
De la situación actual y de cómo evolucionen los tráficos portuarios dependerá en buena parte la recuperación del ente, pero sus responsables ya se han avanzado a rediseñar el plan estratégico para los próximos años (2021-2025) porque no prevén recuperar los niveles que tenían antes del Covid-19 hasta 2023.
Conesa expone que prevén "una recuperación lenta" y que además se acelerarán algunos de los cambios que ya se percibían tímidamente como la tendencia a un comercio internacional de más volumen y menor periodicidad.
En este sentido cita la tendencia a la relocalización industrial que conllevará un leve retroceso del comercio marítimo internacional en favor del comercio más local. Así, el Puerto de Barcelona vé una ventaja su ubicación en el Mediterráneo. Es decir, habrá que adaptar la actividad del puerto y sus servicios a nuevos tempos de tránsito porque en el futuro el tráfico de mercancías tiende a poner en circulación menos barcos pero de mayor capacidad. Estos cambios beneficiarán al medioambiente.
Según los datos del puerto, con la irrupción de la pandemia, en el mundo, se han anulado 250 barcos de mercancías en mayo que debían entregarse, de los cuales 16 tenían Barcelona como destino.
Los ejes del desarrollo del Puerto de Barcelona para los próximos años serán el refuerzo de las actividades terrestres tanto de mercancías como de pasajeros y, por lo tanto, afianzar la reindustrialización en el territorio favoreciendo la creación de nueva industria; mejorar los conexiones ferroviarias, favorecer los lazos estratégicos ofreciendo suelo logístico a puertos asiáticos que puedan ver Barcelona como una oportunidad para poder entrar la mercancía hacia Europa, y atracción de nuevas inversiones para la economía sostenible e inclusiva.