Cataluña

La desertización comercial se avecina como la nueva amenaza de Barcelona

  • Un tercio de los locales, unos 16.000 establecimientos, no reabrirán sus puertas
  • Las asociaciones de comerciantes denuncian las políticas restrictivas del ayuntamiento a la inversión e iniciativa privada
Establecimientos del centro de Barcelona con la persianas bajadas. LUIS MORENO
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El rastro que dejará el coronavirus en el sector comercial y de restauración de Barcelona será un nuevo lastre para la ciudad porque al alto coeficiente que ya existía de locales cerrados se sumará ahora el de aquellos establecimientos que ven muy difícil volver a abrir las puertas cuando se levante el estado de alarma.

Los últimos datos facilitados por una de las patronales del sector Barcelona Oberta cifraban en un tercio del total de comercios la mortandad que se espera en los próximos meses, lo que supondría del orden de unos 18.500 establecimientos. Además, un 80% de los establecimientos han presentado ERTE para sus empleados.

La cifra de tiendas que no volverán a la actividad se sumaría al ya elevado número de locales que permanecían cerrados al inicio de este año. El último censo del Ayuntamiento de Barcelona, de finales de 2019, detectó que la ciudad contaba con 80.000 establecimientos, pero un 20% de estos (unos 16.000) tenían la persiana bajada y sólo 65.000 estaban activos a pie de calle. Esta paulatina desertización ha afectado a distritos como Nou Barris, Horta-Guinardó o Sants-Montjuïc.

La patronal Barcelona Oberta, que agrupa a 20 ejes comerciales turísticos, atribuye la opción del cierre de muchos comerciantes a la inexistencia de un verdadero plan de rescate para el comercio por la falta de ayudas económicas del Gobierno ante la caída del negocio a raíz del obligado cierre por el estado de alarma y la inexistencia de medidas que puedan favorecer la vuelta a una normalidad. Advierte que el futuro más inmediato vendrá marcado por un consumo en caída libre y el descenso del turismo y, con el confinamiento, el estallido del e-commerce que muchas familias han incorporado como nuevo hábito de consumo.

Por otro lado, los comerciantes aseguran que sólo han llegado 10.000 de los 100.000 millones de los créditos ICO y que la banca los ha otorgado a sus clientes preferentes y que el pago de los alquileres sigue siendo el principal problema sin resolver.

Con este escenario, el presidente de Barcelona Oberta, Gabriel Jené, confirma que las áreas adyacentes a las zonas 'prime' de la ciudad serán las que concentrarán mayor número de cierres.

El sector advierte que la inexistencia de locales con actividad activa provoca más inseguridad en los barrios, más dejadez del espacio público, e insisten en recordar estos males al ayuntamiento que lidera Ada Colau, a la que piden complicidad con un Gobierno, el del Estado, que tiene por socio político a Podemos. "Hemos advertido al ayuntamiento de que si la actividad comercial no continua tendrá consecuencias sobre el modelo de ciudad y la morfología de los ejes comerciales que, en definitiva, son un motor económico importante de Barcelona", explica Jené.

Denuncian las políticas restrictivas del ayuntamiento a la inversión e iniciativa privada

Se quejan además de las políticas restrictivas que en los últimos años ha aplicado Colau, poniendo freno a la iniciativa y la inversión privada para desarrollar negocios, con unas nefastas expectativas de desarrollo que ahora vienen superadas por las consecuencias del covid-19.

El responsable del área de inmobiliaria de empresa de la consultora Forcadell, Toni López, plantea que ante el panorama que dejará el covid-19 el Ayuntamiento debería plantearse la conversión de los locales en viviendas, y en muchos casos, con alquileres sociales, para resolver el problema de escasez de oferta inmobiliaria asequible que tiene la ciudad y para paliar los efectos que comporta la desertización comercial.

Admite que en los últimos años, debido a la presión al alza de los arrendamientos, algunos de los locales libres los han ocupado empresas de servicios –como gestorías, aseguradoras, clínicas dentales- que abandonan las primeras plantas de los edificios para instalarse a pie de calle. Otro fenómeno es la irrupción de la moda de las 'pop-up' que comportan el alquiler temporal de un local por marcas para campañas puntuales de promoción o difusión de sus productos porque los arriendos más largos, en ocasiones son insostenibles por el alto coste que comportan, asegura el responsable de Forcadell.

Gabriel Jené ve como un problema la bicefalia política de comunes y socialistas en el Consistorio barcelonés. Muchas de las decisiones que se impulsan desde el área económica, en manos del PSC, luego no llegan a buen puerto porque "Colau las paraliza", señala.

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