Llevamos más de un año con tasas de inflación por encima del 5% en España. Las consecuencias son palpables cada vez que hacemos la compra. Pero el efecto quizá más dañino es el que afecta a nuestros ahorros, ya que cuesta algo más verlo. Para no perder valor, el dinero que tenemos en el banco debería generar una rentabilidad similar al alza del IPC. Como sabemos, la realidad es bien distinta.
Pongamos que la inflación es, de media, un 3% durante tres años. Así, algo que costaba 1.000 euros en 2021 valdrá casi 1.093 euros en 2024. En cambio, si metemos 1.000 euros en una cuenta corriente a un interés anual del 0,4%, en el mismo periodo nuestros ahorros habrán crecido solamente hasta los 1.012 euros. Al final, habremos perdido unos 80 euros de poder adquisitivo.
Según los datos del Banco de España, nuestro bolsillo ya se ha resentido. Solo entre julio y septiembre de 2022 la riqueza financiera de los hogares -la diferencia entre los ahorros y las deudas que tienen- disminuyó un 2%. De ahí que busquemos alternativas para proteger nuestros ahorros. Sobre todo si tenemos en cuenta que la inflación real en España rozó el 6% en diciembre. Y que podría mantenerse cercana al 4% hasta 2024.
Invertir para ahorrar
La inversión aparece como la única alternativa. Tradicionalmente, en épocas de inflación alta activos como el oro, las materias primas, los fondos mixtos y el sector inmobiliario son considerados seguros. Sin embargo, 2022 ha sido un año terrible para casi todos. Y aunque es poco probable que, por ejemplo, el índice S&P 500 vuelva a cerrar el año en negativo, el optimismo no está garantizado.
¿Qué hacer? Pese a las turbulencias en buena parte de Europa, la realidad es que el sector inmobiliario en España está sano. Con el euríbor por encima del 3%, es lógico que las compraventas se moderen. Pero la demanda sigue siendo superior a la oferta y es improbable que haya grandes variaciones en los precios. Por tanto, quienes buscan opciones que combinen un riesgo bajo y una rentabilidad atractiva no tienen todo perdido.
La vía tradicional a la inversión en vivienda sigue siendo complicada: requiere mucho capital inicial y lidiar con trámites y gestiones costosos. Y si bien la rentabilidad bruta de alquilar un piso ronda el 7%, tras gastos e impuestos puede reducirse un par de puntos. Si optamos por el crowdfunding inmobiliario, de la mano de plataformas como Urbanitae, podemos invertir en inmuebles desde solo 500 euros y obtener rentabilidades superiores.
La clave está en el número. El crowdfunding es una modalidad de inversión colectiva: son cientos e incluso miles los inversores, de manera que entre todos reúnen el capital necesario para el proyecto. Típicamente, cada uno invierte un mínimo de 500 euros -hacia arriba no hay límite- para financiar una promoción de viviendas. O el desarrollo de una vivienda exclusiva en La Moraleja...
3.000 inversores satisfechos
Se trata de invertir en ladrillo, como toda la vida, pero desde el móvil y sin preocupaciones. Cada proyecto es independiente del resto, es decir, no afecta en nada a los demás. Y cada inversión está respaldada por un bien tangible, que tiene valor en sí mismo: aunque el riesgo nunca es cero, está muy alejado de las volatilidades de activos más complicados, como las criptomonedas.
La experiencia es un grado. Desde que obtuvo la licencia de la CNMV en 2019, Urbanitae ha financiado ya más de 70 proyectos por un total superior a los 100 millones de euros. Es decir, ha gestionado más de 35.000 inversiones. El nivel de exigencia tanto para promotores como para los propios proyectos es alto. Por eso, aunque en muchos proyectos han surgido dificultades -la inflación es una de ellas-, los resultados han sido buenos.
Hasta la fecha, Urbanitae ha devuelto el capital y los intereses en 18 proyectos. Todo ello suma algo más de 12,5 millones de euros, que han ido a parar a casi 3.000 inversores. La rentabilidad media anual de los proyectos ya devueltos alcanza el 18%. Son cifras que demuestran que, en 2023, sigue habiendo oportunidades rentables y de bajo riesgo... si se elige bien.
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