
CaixaBank ha presentado hoy su plan estratégico, insistiendo en dar continuidad a la hoja de ruta mantenida en los últimos años. Su nuevo horizonte no contempla operaciones corporativas ni tampoco desinversiones en participadas, según explicaron su consejero delegado y presidente, Gonzalo Gortázar y Jordi Gual, respectivamente, en rueda de prensa ante los analistas.
El segundo, además, confirmó la apuesta del banco por mantener su participación en Telefónica, después de anunciar a comienzos del otoño que el banco saldría completamente de Repsol a lo largo del primer trimestre de 2019.
Por su parte, Gonzalo Gortázar insistió en que los recientes cambios normativos aprobados el Gobierno respecto al impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD) y las negociaciones que se mantienen en el Congreso para modificar la Ley Hipotecaria, no están "modificando" las expectativas del banco para el mercado hipotecario, que son conservadoras. "Por el momento la nueva producción no compensa los vencimientos", puntualizó.
Respecto a la oferta hipotecaria que mantiene la entidad, los ejecutivos del banco adelantaron que no se "han planificado" cambios tras las alternaciones de la norma. CaixaBank, de hecho, ha sido una de las entidades que han ido más allá de las negociaciones de la Ley Hipotecaria y ha lanzado una hipoteca que asume todas las comisiones, incluida el coste de la tasación. Previamente, a la aprobación del Real Decreto que modifica el AJD, el banco ajustó los intereses de sus hipotecas, tal como adelantó elEconomista.
Nuevos ajustes
Gortázar reconoció que el proyecto de cerrar alrededor de 800 millones conllevará una reducción paulatina de plantilla e invitó a los sindicatos a negociar los que podrían ser los términos. En cualquier caso, el consejero delegado del banco rechazó que el ajuste pudiera ser equivalente al que se había aplicado en los últimos ejercicios, cuando la plantilla se redujo un 18%. CaixaBank quiere centrarse en modificar su red de oficinas urbanas y contempla alcanzar las 600 de su modelo Store, cuya rentabilidad es notablemente superior –Gortázar la cifró en un 20% superior- y también emplea a más personas; de ahí que las futuras salidas de personal sean más reducidas.
Riesgo para sus planes
El banco ha fijado el objetivo de alcanzar un ROTE del 12% en base a las expectativas que maneja el mercado sobre los tipos de interés, pero el presidente del banco reconoció que, de incumplirse, la rentabilidad sería más baja. En este sentido, cifró en 200 puntos básicos el impacto en rentabilidad que tendría que los tipos de interés se mantuvieran en los próximos tres años en los niveles actuales. Esta circunstancia dejaría el ROTE en el 10%. Un nivel que, no obstante, le permitiría mantenerse por encima de su coste de capital.
Sobre la política de dividendos –CaixaBank se ha comprometido a distribuir al menos el 50% del beneficio por esta vía- el consejo de administración propondrá un tope del 60% a este pago para 2019. Esto daría margen a la entidad para repartir una cantidad más elevada el próximo año que el mínimo establecido en el plan estratégico para 2019-2021.
Lo que ha variado es la política de dividendo extraordinario. CaixaBank se ha fijado llegar a 2021 con un ratio CET1 fully loaded del 12%; más un punto extra –el 13%- para ajustarse a la norma de Basilea IV. Esta circunstancia provoca que la entidad haya decidido ir ajustando el dividendo ordinario en base a la evolución de la acumulación de capital a partir de ahora. De media, en el periodo 2015-2017 el banco ha repartido el 56% de sus beneficios vía dividendos.