Madrid, 20 nov (EFE).- El Banco Santander intenta quedarse con su Ciudad Financiera, ubicada en el municipio madrileño de Boadilla del Monte y que alberga los servicios centrales del banco, después de que los hermanos Simon y David Reuben, asentados en Londres y de origen indio, presentaran la mejor oferta por las instalaciones en el concurso de acreedores de Marme Inversiones, propietario del inmueble.
El banco trata así de recomprar la Ciudad Financiera, que vendió en 1.900 millones de euros a principios de 2008 a Marme Inversiones, que está en concurso de acreedores.
Según han recordado a Efe fuentes próximas al proceso, antes de que se cierre la operación el grupo presidido por Ana Botín, que también había participado en la puja, podía ejercer su derecho de tanteo por la propiedad que vendió a principios de 2008 y por la que habría presentado la segunda mejor oferta, solo superada por la de los hermanos Reuben.
El propietario del inmueble, Marme Inversiones, está en concurso de acreedores, la antigua suspensión de pagos, y el juzgado mercantil número 9 de Madrid es el encargado de liquidar sus activos, por lo que tendrá la última palabra entre las ofertas recibidas por la Ciudad Financiera y la disposición del Banco SANTANDER (SAN.MC)de pelear por quedarse con el inmueble, adelantada por Expansión.
En la puja participaron también un fondo kuwaití (AGC) y, según distintas informaciones, también el inversor británico de origen iraní Robert Tchenguiz, todos ellos dispuestos a ofrecer más de 2.000 millones de euros, aunque la cifra podía elevarse a 3.000 millones porque Marme acumula 800 millones en liquidez en su caja.
La recompra de la Ciudad Financiera tendría sentido para el Banco Santander por el mero hecho de que con ella se ahorraría los 120 millones anuales que paga por ocupar el inmueble y que se van actualizando según el contrato de alquiler firmado por 40 años a contar desde 2008, cuando vendió las instalaciones.
La Ciudad Financiera se planificó en la época de presidencia de Emilio Botín para ahorrar los costes que suponían los 23 edificios que ocupaban en Madrid capital los servicios centrales del grupo y aumentar la eficiencia de sus trabajadores.
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