
La presión sobre la banca en Turquía, donde BBVA opera a través de la filial Garanti, tiene visos de endurecerse con el poder absoluto logrado por Tayyip Erdogan. "Los tipos de interés son una enfermedad, tenemos que derribarlos", reivindicaba este lunes Yigit Bulut, asesor económico del presidente turco a la cadena pública TRT, donde exigía a las entidades abrir más el grifo del crédito escasas horas después del referéndum que ha fortalecido a Erdogan con un exiguo 51,41% de los votos. Claves para entender la reforma constitucional en Turquía... que da más poder a Erdogan.
El mensaje pasó de soslayo en el mercado y cotizó el respaldo electoral: la bolsa subió un 0,76%, la lira llegó a revalorizarse un 3% frente al euro e, incluso, el Garanti de BBVA subió un 1,13% en algún momento de la sesión para cerrar un 0,21% a la baja. BBVA no cotizó la noticia al ser jornada festiva y sin bolsa, aunque en EEUU sus ADR's repuntaron un 1,1%.
Se revaloriza la lira y bolsa
Pero llueve sobre mojado y una vuelta de tuerca así solo puede estrechar el margen de negocio. Que presten más y más barato es obsesión del mandatario que en agosto pasado avisó a la banca que consideraría una "traición" lo contrario y no le temblaría el pulso.
El problema es que esta presión, que se espera se redoble, eleva los riesgos de la banca. Según datos recabados por Bloomberg, las entidades ya daban en marzo hipotecas sin margen, con un interés del 11,11% frente al 11,30% que les cuesta la liquidez que solicitan en depósitos a tres meses y cuando la financiación comercial roza el 15,5%. Algunos bancos estatales prestan, de hecho, a pérdidas a la frágil industria de la construcción, según esta agencia.
Bajo este escenarion el crédito galopaba en el país al 21,2% en marzon conforme a datos de su autoridad bancaria BDDK, la mayor tasa en 14 meses. El temor es que, presionada, la banca asuma exposiciones excesivas en cuantía o con clientes con capacidad justa de repago cuando la economía desacelera -crecerá el 2,6% según Moody's frente al 2,9 del pasado año y el 6,1 del 2015-.
En el Garanti, la presión sobre el precio de las hipotecas amenaza al 9% de su negocio crediticio -el saldo es inferior al 2% del stock financiado del grupo-. Es un revés para una franquicia donde el grupo lleva casi 7.000 millones invertidosn desde que se fijó en ella en 2010 y que en 2015 le obligó a anotarse un apunte contable negativo de 1.800 millones al poner la inversión en valor de mercado cuando asumió su control. Le pasó factura el fuerte desplome sufrido por la libra a raiz entonces del fallido golpe de Estado.
A pesar de las incertidumbres y el goteo de sinsabores, el BBVA siempre ha reivindicado la apuesta por el potencial de una economía con 75 millones de habitantes, y recientemente, incluso, la reforzó. En febrero adquirió el 9,95% del Garanti en manos de su socio Dogus por 3.322 millones de liras -unos 859 millones de euros- elevando así su participación en la franquicia al 49,85%.
Dicha inversión restará unos 15 puntos básico al capital principal del grupo, si bien los recompondrá casi al mismo tiempo gracias a que Bruselas ha reconocido la supervisión bancaria de Ankara.