Banca y finanzas

Los seis principales obstáculos con que ha tropezado BBVA en su asalto al Sabadell

  • El traslado del domicilio fortalecerá la vinculación de los accionistas catalanes con el banco
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El camino que recorre BBVA para intentar hacerse con Sabadell se le hace cuesta arriba. El traslado de la sede del banco vallesano a Cataluña es un obstáculo más al que la entidad vasca tiene que enfrentarse, ya que esa maniobra podría fortalecer la ya sólida vinculación de los accionistas catalanes con Sabadell. Paralelamente, por efecto de las cotizaciones de los dos bancos, la opa ya no le sale rentable a los accionistas del banco opado, al esfumarse la prima que BBVA había prometido. Además, la decisión de Competencia de llevar la operación a la Fase II ha dilatado los tiempos, así como el nuevo diseño del impuesto a la banca le encarecería la factura a BBVA en caso de fusión. Esas trabas se suman al hecho de que la opa no comenzó con buen pie, ya que ni Sabadell ni el Gobierno la vieron con buenos ojos.

Dos semanas antes de comunicar sus resultados anuales, Sabadell sorprendió al anunciar el retorno de su sede a Cataluña. Siete años después, el regreso refleja una señal de normalización política tras un largo período de tensiones. Y el momento en el que se produce, en el medio de la opa lanzada por BBVA, es clave. Aunque Competencia todavía tiene que pronunciarse sobre la operación, los dos bancos están sacando toda la artillería para intentar llevarse al accionariado a su terreno. Desde cuando se lanzó la opa, el 52% de las acciones de Sabadell está en manos de inversores institucionales, mientras que el resto son minoritarios y más de un tercio de ellos residen en Cataluña.

El banco vallesano siempre ha cuidado la relación con sus accionistas más pequeños, pero el retorno de la sede social en el territorio contribuye en reforzar aún más ese proceso de identificación. Al contar con el domicilio del banco en su comunidad autónoma, los accionistas más enlazados a la entidad se lo podrían plantear dos veces antes de acudir a la opa.

La decisión del traslado de sede no fue el único inconveniente para BBVA. Desde el pasado 9 de mayo, cuando lanzó su opa hostil sobre la entidad vallesana, el banco vasco se ha tropezado con varias piedras. La prima ofrecida por el banco presidido por Carlos Torres ha ido oscilando junto al precio de ambas acciones y la fuerte revalorización de la que se ha beneficiado el banco opado ha difuminado esta "compensación". En concreto, desde cuando se lanzó la opa, la prima media de la oferta está en torno a un 4%, pero esta misma semana entró en territorio negativo.

Es más, varios analistas confían en que la acción del Sabadell aún tenga recorrido, así como su negocio tenga margen para crecer. Los expertos de Bank of America esperan que el banco retome en la junta anual el programa de recompra de acciones que tuvo que congelar al lanzarse la opa y, además, que eleve su objetivo de remuneración al accionista a más de 3.000 millones de euros desde los 2.900 millones.

Otro jarro de agua fría para el banco vasco fue la dilatación de los tiempos de la operación. BBVA esperaba concluir la opa al principio de este año, pero sus planes se fueron al traste después de que el pasado noviembre la CNMC optara por pasar el análisis de la fusión a Fase II al ver riesgos de reducción del crédito a pymes, entre otros posibles inconvenientes. Tras rechazar todas las solicitudes de personaciones, salvo la del propio Sabadell, Competencia podría emitir su dictamen en marzo, alargando los tiempos de la opa hasta el verano por lo menos.

En última instancia, el nuevo diseño progresivo del impuesto a la banca aprobado por el Gobierno también juega en contra de la fusión. Si la opa triunfa, BBVA debería tributar a un tipo del 7% por los ingresos de Sabadell, esto es el último tramo del gravamen, lo que supone pagar entre 150 y 170 millones adicionales a Hacienda.

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