Banca y finanzas

1O años de unión bancaria: entidades más fuertes.., pero sin fusiones europeas

  • El brazo supervisor está a pleno rendimiento sin el fondo de garantía de depósitos que frenan algunos países
     
  • La banca ha probado su resiliencia en el  Covid y ante la caída de SVB,  y denuncia excesiva regulación 
     
  • El mercado único de servicios financieros  sigue sin cuajar salvo en el negocio de medios de pago
     

"Vamos a ser un supervisor duro (...) y nuestro enfoque estará respaldado por fuertes multas administrativas y un equipo robusto de ejecución y sanciones". Era noviembre de 2014 y Danièle Nouy, primera presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del BCE, marcaba así el espíritu de rigurosidad que guiaría al organismo, creado desde cero sobre una multiplicidad de culturas y normativas, pero con el apoyo de las autoridades gemelas nacionales. Echaba entonces a andar y hoy supervisa a 2.176 entidades financieras de 21 países -109, las significativas, de manera directa, y 2.067 en colaboración con los supervisores nacionales-.

La idea germina en la Cumbre de la Zona del Euro del 29 de junio de 2012. Se vivía lo peor de la crisis financiera, con el ataque especulativo sobre el euro, y se decidió crear la Unión Bancaria Europea para romper el "círculo vicioso entre bancos y soberanos" que castigaba a los Tesoros por las dudas en sus sistemas financieros y a la inversa, retroalimentando y agravando las crisis. El diseño de su arquitectura descansaría en tres piezas: el mencionado MUS, el MUR -brazo único de resolución, que se fundó también en 2014- y el fondo de garantía de depósitos -EDIS-. Transcurrida una década, el MUS se ha consolidado como uno de los supervisores de mayor éxito mundial, aunque es queja común que la falta del fondo de garantía único impide el buscado mercado financiero global.

"Promover una unión bancaria parece que tiene sentido para aprovechar las economías de escala del mercado común. Como no es de extrañar, los estados son reticentes a ceder el control de sus bancos que, aunque en su mayor parte son empresas privadas, están fuertemente regulados y digamos "influidos" por el poder político. Así, un acontecimiento de los que ocurren una vez en cada generación sirvió de catalizador para avanzar en la unión bancaria: la crisis financiera global de 2008, que además en Europa fue seguida de la crisis de deuda soberana de 2012", rememora Enrique Reina, socio del área Finances Services Industry de Accuracy.

"Creo que la unión bancaria está garantizando la estabilidad, seguridad y fiabilidad del sector bancario de la zona euro y de la UE en su conjunto, contribuyendo a la estabilidad financiera, lo que no quiere decir que no existan ámbitos de mejora", expone Esteban Sánchez, socio director de Banca de Analistas Financieros Internacionales (Afi). Al respecto, recuerda que la actual presidenta del MUS, la alemana Claudia Buch -tercera después de la francesa Nouy y el italiano Andrea Enria-, avanzó que reformulará el proceso de supervisión para hacerlo más eficiente y eficaz frente a los escenarios tan cambiantes y riesgos emergentes como los ataques informáticos y fraudes digitales o el riesgo climático.

Bancos más sanos, resilientes y mejor gestionados

Cuando echa a andar el brazo supervisor común, la banca española estaba saliendo de su mayor crisis y reconversión en décadas con una profunda concentración -de 60 entidades se pasó a una docena- y tras pedir el rescate del sector a Bruselas. A escala europea, la deuda soberana de algunos países se encontraba en entredicho y muchos sistemas bancarios arrastraban problemas. El MUS instauró un marco normativo armonizado con reglas iguales en solvencia, liquidez y gobernanza, amplificando los reportes públicos para alentar la disciplina del mercado y llenó la caja de herramientas para poner a prueba la resistencia de los balances.

Hoy las entidades son más sanas, robustas y se encuentran mejor gestionadas. En capital, el ratio más exigente CE1 medio de la banca europea ha subido desde el 12,7% al 15,7% en marzo pasado -11,8 al 13,19% en la española-. Puso foco en limpiar los balances y el volumen de préstamos tóxicos cayó desde 989.000 a 355.000, el ratio de mora en el sector europeo pasó del 7,48 al 1,91% -del 13,51 al 3,61% en España-, permitiendo mejorar las cuentas. La rentabilidad en la banca española escaló del 6,6 al 12,28%, aunque gran parte del empujón final se debe a la subida de tipos y que no estén remunerando los depósitos, fruto también de un MUS que ha obligado a las entidades a llenar las tuberías de liquidez.

"Los 10 primeros años del MUS pueden considerarse un éxito; se ha cumplido el objetivo primordial para el que se creó (romper el vínculo entre los bancos y su país de origen), se ha logrado homogeneizar la manera en la que se supervisan los bancos en toda la zona Euro (obteniéndose así una visión conjunta del sector financiero de la zona), y se ha conseguido una mayor estabilidad financiera gracias a un supervisor de mayor tamaño con capacidades muy superiores a las de los nacionales", reflexiona Mariano Lasarte, socio del sector financiero de KMPG en España.

"Sin embargo, no podemos decir que la Unión Bancaria se haya conseguido, ya que la silla solo tiene dos patas y falta el fondo de garantía de depósitos", agrega, con una valoración que es generalizada. "Se ha logrado mucho, pero ya llevamos algo de tiempo sin lograr nada más. El MUS está funcionando razonablemente bien; el mecanismo único de resolución también, aunque probablemente no tenga munición suficiente para una crisis grave, pero falta del fondo de garantía de depósitos. No tenerlo genera una incomplitud enorme en el sistema, que puede dejar vías de agua abiertas en el futuro si vienen crisis", subraya Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Valencia y director de Estudios Financieros de Funcas.

Tras las dos crisis y las serias dudas sobre la banca era vital recuperar seguridad sobre el sector para, por extensión, garantizar también la estabilidad financiera y el socio de Accuracy sostiene que "el MUS ha mejorado la confianza e impuesto mejor gestión en esta actividad de los bancos". Respecto al desafío original de romper el vinculación entre la banca y la deuda pública, conviene que "ha impuesto unas reglas comunes, pero el vínculo con los estados sigue siendo muy relevante ya que las carteras de soberanos siguen siendo enormes en las carteras de inversión de las entidades".

Evitar nuevas crisis financieras

Entre los mayores avances, Reina recuerda que una de las causas de la crisis financiera "fue una regulación insuficiente y una supervisión mejorable", algo que el MUS ha atajado "con una aplicación más estricta y homogénea a nivel europeo de una regulación mucho más exigente". Para Lasarte, de KPMG, los beneficios del nuevo esquema son claros como lo ha probado la mayor estabilidad financiera durante las turbulencias vividas. "Sin embargo el precio ha sido alto para las entidades. Se han tenido que adaptar en tiempo récord a un nuevo modelo supervisor y regulatorio de gran complejidad", agrega y subraya que "esto ha sido asimétrico por países, ya que algunos modelos se han impuesto sobre otros, obligando a los bancos de determinadas nacionalidades a hacer mayores esfuerzos".

El sector ha mostrado, de hecho, resiliencia ante los desafiantes escenarios vividos con la pandemia del Covid-19, las tensiones económicas provocadas por los cuellos de botella o la elevada inflación. También surfeó sin daños la crisis de Credit Suisse, adquirido por UBS, y el colapso del Silicon Valley Bank estadounidense (SVB), que tuvieron origen en una mala gestión que el MUS busca atajar supervisando el buen gobierno y la adecuada gestión del riesgo de las entidades.

Entre los hitos del paso dado Sánchez, de Afi, añade la estabilidad financiera como beneficio para el ciudadano y un esquema normativo que ataja el poder creciente de algunos grandes bancos, especialmente los considerados "demasiados grandes para caer", o el "incentivo perverso a asumir riesgos excesivos sabiendo que los Estados intervendrían en caso de problemas". Las reglas homogéneas neutralizarían la "tentación de los poderes públicos de rescatar a algunas de estas entidades si se considera que por su tamaño podrían poner en riesgo la estabilidad del sistema financiero", ilustra Reina, de Accuracy. "En 2008, atendimos que existió arbitrariedad en cuanto a que entidades rescatar y a que entidades dejar caer. Un caso claro sería la caída de Lehman y el rescate encubierto de Goldman", apunta.

Simplificar la compleja regulación

La queja de la banca y que comparten los expertos es la alta complejidad alcanzada en el sistema, con una multiplicidad de nuevas autoridades que multiplican las demandas normativas e informativas y, por derivada, los costes para atenderlas. El experto de Afi estima que, aunque "la regulación y la supervisión financiera está bien establecida", su exceso impone "costes evitables al sistema, a los proveedores y a los consumidores", por lo que los reguladores deberían evaluar "la eficacia y eficiencia de las políticas públicas de regulación y supervisión bancaria". "La regulación está alcanzando tales niveles de complejidad en Europa que empieza a ser urgente su simplificación", coincide el socio de KPMG, convencido de que "la intensidad supervisora podría mejorar sin necesidad de bajar el umbral, mediante una mayor y mejor coordinación" en el MUS y con otras autoridades.

La situación colocaría en desventaja al sector frente a sistemas rivales en otras geografías advierte el director de Estudios Financieros de Funcas: "Cuando uno habla con el sector se da cuenta de que hay una carga excesiva burocrática y como cierta falta de confianza a veces en lo que hacen las entidades. Sería mejor no pasarse de frenada en esa regulación porque, al final, la banca internacional europea juega a escala global y en otros países no es tan intensa esa regulación".

Sin mercado único bancario ni fusiones trasnacionales

Los reparos del sector al esquema serían por exceso.., y también por defecto. Banca, autoridades como el Banco de España y numerosos gobiernos claman desde el inicio por que se complete la Unión Bancaria con la creación del fondo de garantía común que permitiría a devolver a ciudadanos y empresas los ahorros si su entidad cae, sin dañar al resto del sector financiero del país ni a sus tesoros. El EDIs ha encallado en la negativa de países como Alemania a mutualizar eventuales apoyos -ayudas-. Ante la falta de voluntad política Europa trabaja con un sistema intermedio que garantizaría la protección de los depósitos y del dinero de los contribuyentes y unas condiciones de competencia equitativas entre los bancos pequeños y grandes de la UE.

La ausencia de esta pieza influye en que, con todo, hoy sigue sin existir un mercado único de servicios bancarios, salvo en nichos de actividad específicos como los pagos, y nadie espera las fusiones trasnacionales que empujarían dicho mercado y serían capaces de rivalizar con gigantes de EEUU o China.

El socio de KPMG defiende que para lograr el mercado único habría que incluir en el mandato de los reguladores "la necesidad de fomentar la competitividad del mercado bancario, ya que hasta ahora están regulando con el único objetivo de la estabilidad (y a mayor estabilidad, menor competitividad". "Si queremos ser competitivos y competir también con campeones europeos y no nacionales en el ámbito financiero necesitamos también avanzar ahí", señala Carbó, de Funcas. Aunque se han producido algunas compras, las fusiones siguen sin cuajar, algo que atribuye a "reticencias de todo tipo político, de cultura financiera e, incluso, de las propias entidades, que a veces se resisten y se protegen bajo sus autoridades nacionales".

Para el socio de KPMG es un problema de eficiencia y costes ya que no generan sinergias como sí ocurre en las nacionales: "No se han dado operaciones de relevancia, solo modestos avances en banca digital parece que están teniendo éxito.

Inspecciones 'in situ', multas y test de estrés

El brazo de supervisión del BCE ha construido una caja de herramientas con diferentes prácticas, procedimientos y útiles para detectar las vulnerabilidades de las entidades y garantizar que adoptan las medidas adecuadas para su corrección. El objetivo es asegurar la estabilidad financiera y para ello cuenta con análisis intrusivos, crecientes inspecciones in situ; test de estrés bianuales que prueban la preparación frente a eventuales crisis y temáticos en los otros ejercicios (sobre ciberseguridad, climáticos...). Hasta debe aprobar el nombramiento de las cúpulas de los bancos y sus consejeros. Mantiene el foco en la gestión de riesgos y que el sector esté fuerte, pero ha incluido entre sus prioridades el riesgo tecnológico, el medioambiental y vigila con celo el buen gobierno corporativo.

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