Banca y finanzas

Las opciones de BBVA tras el portazo de Sabadell: lanzar una opa hostil o replegarse

El portazo de Sabadell devuelve la pelota al tejado de BBVA, que ya fracasó en su intento de integrar el banco catalán en 2020 por desavenencias en el precio y el reparto de poder. ¿Qué escenarios se abren en estos momentos? Básicamente tres: que el grupo liderado por Carlos Torres lance la propuesta repudiada, en una oferta hostil nada usual en banca; que busque su aceptación con una sustancial mejora en la formulación o acepte el rechazo y abandone el proyecto.

La oferta del grupo vasco valoraba a Sabadell en cotas cercanas a los 12.000 millones de euros, con una prima del 30% frente a la cotización de ambas entidades del lunes de la semana pasada, vísperas de que se filtrase el interés por la fusión.

Su oferta la formulaba a través de un canje accionarial pagadero con un título de nueva emisión de BBVA por cada 4,83 de Sabadell y al cierre del parqué de hoy, las acciones del banco catalán aún se negociaban un 7% por debajo del precio.

La propia instrumentación de la oferta de BBVA ha sorprendido por su formulación ya que transparentó las condiciones publicitando la carta enviada al consejo de administración de Sabadell, instando a una pronta respuesta. En el mercado se interpretó como un mensaje más allá del consejo, directamente dirigido a los accionistas de la entidad.

Los escenarios que se abren ahora y que deberá despejar BBVA están tasados. El primero es si continúa con su interés y opta por formular la oferta no solicitada y rechazada, algo inusual en banca, aprovechado la alta fragmentación del accionariado de Sabadell y la ausencia de núcleo duro.

Otras opciones frente a una oferta hostil y de querer persistir en la ofensiva, sería mejorar la propuesta, aunque la dura contestación hace prever que no es la opción más plausible en estos momentos, o directamente replegar y dar por frustrado el intento. Esta última alternativa no tendría impacto en las cifras del grupo vasco, pero el segundo fracaso en cuatro años sí deja tocada la imagen de BBVA, según analistas.

El grupo vasco había previsto que la combinación de ambas entidades permitiese cosechar unas sinergias vía beneficio bruto de 850 millones y obtener un aumento del beneficio por acción (BPA) del 3,5% anual desde el primer año de la fusión, pese a ampliar el capital en alrededor del 20% para cubrir el canje accionarial.

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