
El consejo de administración de Banco Sabadell se reunió el pasado martes, apenas unas horas después de que la carta-oferta de BBVA llegase a su presidente, Josep Oliu, para conocer los detalles de la propuesta y volverá a hacerlo en los próximos días para emitir sus primeras valoraciones. Pero el máximo órgano de Sabadell tiene varias particularidades que hacen que emitir una decisión unánime al respecto sea complicado. Es importante recordar que 9 de las 14 sillas del consejo de Sabadell son independientes, ya que el banco de origen catalán no tiene en este momento un accionista de control.
Más allá de estos nueve consejeros independientes, el accionista mayoritario, el inversor mexicano David Martínez Guzmán, ostenta un 3,56% del capital y ocupa la única silla de consejero dominical. No tienen representación en el consejo pero también poseen un porcentaje relevante del capital, Blackrock y Dimensional Fund Advisors, que superan el 3%.

El resto de la mesa la completan el presidente, Josep Oliu, y María José Beato, que forman parte de este órgano como otros externos. El CEO, César González Bueno, y el director de Riesgos, David Vegara, son ejecutivos.
Con este dibujo del máximo órgano del banco y del accionariado, la decisión de aceptar o rechazar la oferta recae en una amalgama de accionistas con diferentes sensibilidades, por lo que la determinación que tome el consejo en la próxima reunión podría ser clave a la hora de que los accionistas inclinen la balanza hacia uno u otro lado.
Este extremo es clave a la hora de entender los movimientos que se han venido produciendo desde que finalizó la reunión del consejo en la tarde del pasado martes. En la mañana del miércoles, BBVA sorprendió publicando la carta enviada horas antes a Sabadell en la que se desvelaba todo el detalle de la operación, incluido el precio que ofrecen por acción, 2,264 euros, con una prima del 30% sobre el cierre de la cotización del pasado lunes.
Fuentes del mercado interpretan este movimiento como una medida de presión por parte de BBVA a los accionistas institucionales de Sabadell para guiarles hacia el sí y empujar al consejo catalán a mostrarse a favor de la fusión.
Los independientes del máximo órgano de Sabadell no serán fáciles de convencer para dar una respuesta afirmativa a esta propuesta, pues la entidad catalana tiene en la actualidad un plan de negocio sólido, unas expectativas de crecimiento claras y una rentabilidad que no tiene nada que ver con la que tenía en la última intentona de esta fusión.
El precio de la oferta
En este sentido, el precio de la oferta es una de las claves a tener en cuenta, con una valoración del banco levemente por encima de los 12.000 millones de euros. Esta cifra, que es más de cuatro veces superior a la que se barajaba en la intentona del año 2020, podría servir para convencer a los inversores de la conveniencia de aceptarla.
En cambio, el avance de la entidad en bolsa en los últimos meses podría dejar, como ya ocurrió hace cuatro años, esta prima del 30% en nada, quitándole atractivo a la oferta económica. Sea como fuere, esta valoración todavía está por debajo del valor en bolsa de Sabadell, que al igual que la mayor parte de la banca europea cotiza con un importante descuento.
Sabadell no tiene prisa por tomar una decisión al respecto de esta oferta, pues sus cuentas están saneadas y puede continuar en solitario. En cambio, fuentes del mercado apuntan a que quien sí podría tenerla sería el propio BBVA, de ahí la publicación íntegra de la carta enviada, ya que, en su opinión "no puede permitirse fracasar dos veces con el mismo equipo gestor en la misma operación en apenas cuatro años".