
La banca deshace posiciones en deuda del Estado de forma acusada. Su inversión se situó en agosto en 164.355 millones de euros y supone un recorte de 13.228 millones de euros o del 7,44% en apenas cinco meses desde el pico de 177.583 millones alcanzado en marzo pasado. Hasta esa cima el porfolio crecía casi mes a mes y la estrategia era recomponer las carteras para aprovechar el rally experimentado por las rentabilidades de los títulos del Tesoro con la subida de tipos de interés en la eurozona (en 2021 el porfolio se limitaba a 140.107 millones).
El retroceso, uno de los más acusados de los últimos años, se encuentra directamente afectado por la devolución al Banco Central Europeo (BCE) de la liquidez extraordinaria que el organismo desplegó durante la crisis y con la pandemia para ayudar a las economías.
Otro factor que pesa y condiciona la corrección es la inclinación por parte de las entidades a realizar incursiones en deuda de otros países de la Unión Europea por pura diversificación en la gestión del riesgo, explican fuentes financieras.
Influencia de los TLTROs
La banca española disminuyó el préstamo con el BCE en nada menos que en 250.000 millones de euros o en un 86% entre septiembre de 2022 y el pasado mes de junio, de acuerdo a datos del Banco de España. Su posición con el oganismo se desploma desde 290.000 a 40.000 millones, y 97.000 millones corresponden, precisamente, a cancelaciones anticipadas al perder atractivo la citada financiación de las TLTROs por el cambio aplicado por el BCE en sus condiciones el año pasado.
"Los bancos tenían liquidez extra con los TLTROs que han permitido tener carteras de renta fija mayores al buscar aparcar esta liquidez. Hay vencimientos en diciembre y marzo, esto podría contribuir a la reducción de carteras de renta fija", indican las fuentes consultadas.
A pesar del repliegue, la inversión en soberano español de la banca se mantiene en sus cotas más altas desde el año 2016 si se aisla en la comparativa un 2022 en el que acopiaron, precisamente, títulos para acudir a los LTROs del BCE.
La inflexión coincide con la escalada de la rentabilidad: el tipo efectivo en las nuevas emisiones del bono a diez años sube desde el 0,343% de cierre de 2021 al 3,609% en agosto (llega al 4,033% en octubre). En las letras muta del -0,559% al 3,336% y la evolución es similar en todos los títulos del Tesoro. La apuesta es obvia, sobre todo, cuando el negocio crediticio se mueve a la baja.
El riesgo es acumular minusvalías cuando los tipos se den la vuelta. En previsión y para evitar volatilidades en el balance, las entidades han aumentado ya desde el 42 al 60% la parte de la cartera contabilizada a coste amortizado y que no requiere de la continua evaluación a valor de mercado porque se espera que mantengan los títulos hasta el vencimiento, constata el Banco de España en su último Informe de Estabilidad Financiera.
Tenedores de soberano español
La banca copa el 12,62% de los títulos emitidos por el Tesoro, por debajo del 13,9% de marzo y lejos del 25-30% histórico habitual. El inversor foráneo se mantiene como el mayor tenedor, con un 40,84%, junto al Banco de España en representación del BCE (controla el 31,34%). El inversor particular alcanza un 1,71% que, pese a ser aún residual, dista mucho del 0,09% que poseían en el escenario de tipos negativos.