
Cajamar avanza en la mejora del perfil de riesgo del balance con desinversión en activos. La entidad ha sacado al mercado el "Proyecto Utrecht", un porfolio de alrededor de 136 millones de euros en valor nominal, integrado por financiaciones sanas, pero que han registrado algún impago o incidencia en el último año (activos bautizados como re-performing en el argot financiero), y parte de la cartera con créditos morosos.
La operación, que ha sacado al mercado para explorar el potencial interés, integra cuatro tramos de activos o subcarteras con operaciones en hipotecas residenciales, otros créditos con particulares y financiación de pymes. Alrededor de 30 millones o el 22% de la exposición total se compone de operaciones morosas y el resto a financiaciones sin fallidos, aunque con alguna irregularidad en el repago del último ejercicio.
Su interés es maximizar el precio en cada segmento o subcartera e, incluso, establecer una relación a largo plazo con los compradores.
Reforzar el balance
La entidad tiene larga experiencia en enajenar activos similares. Cajamar arrancaba precisamente el año con la venta de una cartera de créditos dudosos sin colateral (NPL) a Waterfall Asset Management, fondo americano al que le había transferido otro porfolio en 2017. Se trata del bautizado como "Proyecto Phanter", el penúltimo de una serie de desinversiones en los últimos años para mejorar la calidad del balance.
Entre otras, la entidad ha resuelto, al menos, dos ventas al fondo sueco Hoist del portfolio "Mesana", que incluía créditos garantizados, no garantizados y activos adjudicados; y la cartera "Ostende", con un valor bruto contable de 703 millones.
Previamente transfirió también diferentes carteras inmobiliarias a Norcia Inversiones, Ronsho Properties y Nyesa Valores Corporación, a Beta Properties Investments y Borneo Commercials Investments, y carteras de crédito a LC ASSET 1, Lindorff, Bain Capital, Link Financial o a Gescobro, entre otros.
Dentro de esta estrategia, el banco creó hace dos años una joint venture junto a Cerberus para soltar lastre en activos residenciales, locales comerciales, oficinas y suelos. La sociedad Promontoria Jaguar, participada al 20% por el banco y en el 80% por el fondo, aglutinó activos ubicados principalmente en Andalucía, la Comunidad Valenciana, Cataluña, Baleares y la Región de Murcia.
Con estas desinversiones y una política prudente en la gestión del riesgo, la entidad ha doblegado una morosidad que llegó a alcanzar el 18,65% tras estallar la crisis financiera en el ejercicio 2014 hasta el 2,2% con que cerró Grupo Cajamar el pasado mes de julio.
Para facilitar el proceso, el banco ha realizado un esfuerzo ingente en provisiones en los últimos años que le permite enajenar de forma ágil los activos. Durante el primer semestre del actual ejercicio, destinó 133,47 millones a saneamientos vía provisiones y deterioro de activos financieros, cifra un 9,12% superior a la contabilizada un año antes.
Se trata de un ejercicio que ha realizado el conjunto de la banca en los últimos años. En 2023, gran parte de las entidades han sacado carteras como Cajamar a la venta en previsión de que la mora repunte por la presión que ejerce la escalada de los precios y de los tipos de interés.
2,2 por ciento
El ratio de morosidad del Grupo Cajamar se situaba en el 2,2% a cierre de junio pasado frente al 3,6% medio de la banca en España e inferior en 73 puntos básico a su tasa un año atrás.
En ese periodo de tiempo ha reducido un 21% interanual la exposición en activos dudosos, hasta 880 millones, y el 32% en los adjudicados -se situó en 463 millones netos-. Su hucha de provisiones cubren ambas exposiciones en un 69% y 66%, respectivamente.