Bankinter recibió durante 2022 más de 2.100 demandas derivadas de los conflictos con las tarjetas revolving que todavía no se han resuelto. Así lo confirma la propia entidad financiera en el informe anual en el que señala que durante el último ejercicio "se aprecia un incremento en la entrada de demandas" por este motivo, llegando incluso a "alcanzar su cénit en el primer trimestre de 2022". Pese a ello, el banco que encabeza María Dolores Dancausa apenas ha incrementado la dotación total para las posibles consecuencias de estas reclamaciones judiciales en un millón de euros en este periodo, lo que muestra la confianza en que se resuelvan de forma favorable a la entidad.
Tal y como se puede ver en el gráfico anexo, Bankinter tenía a cierre de 2022 más de 6.800 procedimientos abiertos o considerados no firmes frente a los 4.631 que tenía en la misma fecha un año antes. Es decir, en apenas un año, la entidad ha visto cómo estos se incrementaban en un 47%. Si se suman los procedimientos que son firmes y los que no, han recibido más de 14.000 demandas, un 70% más que hace justo un año.
Con respecto a las cuantías a las que, en el peor de los casos, tendría que hacer frente Bankinter, la entidad ha pasado de 30,7 millones a cierre de 2021 a 50,2 millones este año, según sus propios datos. "Si bien realizamos nuestros mayores esfuerzos para calcular en el momento de la interposición de la demanda el efecto que tendría una resolución negativa del procedimiento", señalan en el informe, existe incertidumbre por el importe puesto que la base de cálculo podría variar. En total, la cifra de pérdida máxima sería de 96 millones mientras que la entidad cuenta con una provisión total de 77.
Buenas perspectivas
Pese a lo abultado de las demandas en trámite, las últimas decisiones judiciales dejan ver una perspectiva positiva para la banca. En concreto, Bankinter reconoce en el informe que "cada vez con mayor frecuencia, los juzgados aceptan nuestros argumentos de defensa". Además, las últimas manifestaciones del Tribunal Supremo fijaron, por primera vez, el límite para que un interés se considere usura, estableciéndolo en seis puntos sobre el precio del dinero. Bankinter apunta que se realizó desde marzo de 2020 una repreciación del tipo de interés de dichas tarjetas, bajando el máximo aplicable y no superando el 20% TAE, además de rediseñar el producto.