
El Banco Central Europeo es el soberano de nuestra política monetaria. Sus decisiones sobre tipos de interés afectan a todos los componentes de la zona euro. Sin embargo, esta prestigiosa institución también emite juicios de valor sobre otras medidas que se implementan en los países miembros en un intento por coordinar la economía de la zona euro, evitar incoherencias y lograr cierta igualdad en el terreno de juego para empresas, familias y gobiernos. El BCE no parece estar muy conforme con las últimas decisiones del Gobierno de España. Tras criticar abiertamente el excesivo límite al uso del efectivo, ahora llega la batalla por el impuesto extraordinario a la banca, un gravamen de cuestionable diseño que puede generar una desventaja competitiva al sector bancario español y poner en peligro su solvencia.
España se dirige hacia una posible colisión con el Banco Central Europeo tras proponer un impuesto a los bancos que, según los ejecutivos, choca con las normas europeas y amenaza con debilitar el sector, según ha publicado este jueves el Financial Times.
El BCE se prepara para emitir un dictamen sobre el impuesto dentro de unas semanas, según su vicepresidente Luis de Guindos, lo que podría generar una situación compleja para el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que defiende el impuesto en su gobierno de coalición liderado por los socialistas.
De este modo, el BCE advertirá sobre el impacto adverso en la solvencia de los bancos españoles por el impuesto y de un mayor coste del crédito, según ha revelado una fuente del BCE a Reuters.
El BCE calificó de "desproporcionada" la rebaja a 1.000 euros del limite de los pagos en efectivo en la que una parte actúe como profesional o empresa en el marco de la legislación para la prevención y la lucha contra el fraude fiscal en vigor en España desde julio de 2021, según un dictamen de la institución, que advierte además del impacto "adverso e indeseable" en el estado de curso legal de los billetes en euros.
Impacto en la solvencia
Volviendo al controvertido impuesto, "se llamará la atención sobre el impacto adverso sobre la solvencia y los riesgos para la transmisión de la política monetaria, ya que los impuestos más altos podrían conducir a un aumento en el costo de los préstamos", ha asegurad a Reuters una de las fuentes bajo condición de anonimato. El BCE se negó a realizar comentarios oficiales a las preguntas de Reuters.
No es raro que el BCE emita una opinión sobre propuestas fiscales similares, como fue el caso del sector financiero de otros países de la zona euro, como Lituania en 2019, cuando advirtió sobre posibles consecuencias negativas para el sector.
Los bancos han asegurado, por otro lado, que la parte de la ley en la que el gobierno quiera evitar que se traslade el coste del impuesto a los clientes es incompatible con la regulación de la UE y potencialmente desestabilizador. Sánchez quiere utilizar la medida temporal para recaudar un total de 3.000 millones de euros de los bancos que se gastarían en amortiguar el impacto del aumento de los precios de la energía provocado por la invasión rusa de Ucrania.
En julio, España se convirtió en el primer país de Europa occidental en proponer un impuesto sobre los 'beneficios caídos del cielo' a los bancos. Hungría ya ha introducido uno. El nuevo canciller del Reino Unido, Jeremy Hunt, también se está preparando para incluir un impuesto bancario en un conjunto de aumentos de impuestos diseñados para deshacer el impacto desastroso de las medidas anunciadas por su predecesor.
Si el parlamento lo aprueba, el impuesto español entraría en vigor a principios de 2023 y duraría dos años. El gobierno español, cuyo impuesto afectará a aproximadamente 10 bancos, incluidos los dos bancos más grandes del país, Santander y BBVA, ha argumentado que el aumento de los tipos de interés está generando ganancias "extraordinarias" para el sector.
El BCE ha aumentado el tipo sobre la tasa de depósito en 125 puntos básicos en lo que va del año, y está dispuesto a aumentarla en otros 75 puntos básicos hasta el 1,5% el jueves de la próxima semana. Los tipos más altas del banco central aumentan los márgenes de intermediación de los bancos al permitirles cobrar más intereses sobre los préstamos.
Sin embargo, los bancos advierten de que el impuesto propuesto es impracticable e incluso peligroso. Los bancos han estado años sufriendo los tipos de interés negativos, lo que ha reducido sobremanera su rentabilidad y dañado sus cuentas. Ahora que llega el ciclo de subidas de tipos, el Gobierno quiere quitarles parte del 'pastel'.
Gonzalo Gortázar, director ejecutivo de CaixaBank, uno de los mayores, ha rechazado el impuesto y le ha dicho al Financial Times que "no es probable que los bancos obtengan ganancias extraordinarias", sino que esta situación actual supone una recuperación de "un largo período de rendimientos muy bajos". Además, Gortázar ha asegurado que el impuesto era "contraproducente porque en una desaceleración económica necesitamos un sector bancario fuerte".
Destacando el conflicto sobre las reglas, sostiene que el plan español "va en contra de las regulaciones de la UE". Las pautas de la Autoridad Bancaria Europea, que son aplicadas por el BCE, exigen que los bancos reflejen en el precio de los préstamos "todos los costes relevantes... incluidas las consideraciones fiscales".
El texto legislativo del impuesto del 4,8%, que grava los ingresos de los bancos por concepto de intereses y comisiones, establece que?el coste del gravamen "no podrá repercutirse en los clientes y el incumplimiento de la prohibición constituye una infracción grave".
La EBA (autoridad bancaria europea) ha señalado que "los bancos deben obtener un rendimiento adecuado del capital para ser viables a largo plazo. En ese contexto, se necesita un ambiente competitivo saludable y un reflejo adecuado de los costos en la fijación de precios de los productos, y los bancos fuertes a largo plazo son una salvaguardia para la estabilidad financiera".