La Rioja, referencia gastronómica en torno a los sabores tradicionales y las nuevas tendencias culinarias, también puede presumir de su complicidad con uno de los productos más emblemáticos de la dieta mediterránea. El cultivo del olivo, que se remonta a la época de los romanos en la zona, goza en esta comunidad de una producción anual de aceite de oliva cercana a los 500.000 litros. Los 2,5 millones de kilos de aceituna recogida, 700 olivicultores, sus 13 empresas oleícolas y sus 70 marcas inscritas, dan testimonio de que el oro líquido, que transforma lo más sencillo, como una verdura de la huerta o una ensalada, en un manjar, tiene su hueco en La Rioja.