Psicóloga, profesora, empresaria y escritora

Un virus ha dado la vuelta a nuestras vidas. Muchas personas han padecido la enfermedad, otras la han sufrido en su entorno, hay quien ha perdido a alguien próximo, los hay que se han quedado sin trabajo y están los que no soportan más cumplir con un montón de tareas laborales de forma telemática, a la vez que cuidan de sus hijos o sus mayores... Todo esto puede generar una profunda rabia o ira, una emoción intensa que es muy importante saber gestionar.

Una sociedad en la que el talento de los trabajadores de más de 50 años no se valora, pierde valor y resulta tremendamente injusta. A menudo se prefiere jubilar a personas que no han cumplido los 60 y contratar a jóvenes, a los que por supuesto, hay que dar oportunidades, pero no a costa de renunciar al talento de los mayores.

Siempre he pensado que una de las principales cualificaciones que deberían buscar los reclutadores de recursos humanos, a la hora de contratar trabajadores para sus empresas, es la cordialidad como cualidad, porque tiene un efecto indirecto sobre la productividad.

Constantemente hablamos de un futuro pospandemia, en el que ya no habrá que preocuparse por la COVID-19. No sabemos si esto ocurrirá pronto o tarde, pero pasará. ¿Estamos preparados?

Un líder debe estar siempre abierto al debate. En su repertorio lingüístico no deben caber expresiones como «eso es imposible» o «esto es lo que hay». Tampoco puede ponerse a la defensiva cuando su equipo argumente en contra de sus criterios. Debatir siempre es necesario, pero hay que saber cómo hacerlo.

El mundo empresarial atraviesa momentos difíciles, por lo que no es raro tener que comunicar a los trabajadores decisiones corporativas que van a ser mal recibidas. Hay que saber hacerlo de la manera menos lesiva para todos.

Muchas empresas pueden continuar desempeñando su actividad sin necesidad de que sus empleados se desplacen hasta la sede; es una suerte, pero requiere afrontar importantes desafíos.

Vaya por delante que, si ya era habitual sentir ansiedad laboral antes de esta crisis, ahora se ha convertido en un problema casi tan extendido como el coronavirus.

Estrella Flores-Carretero

Debido a la escasez mundial de mascarillas, muchas personas y empresas se han dedicado a fabricarlas de tela, para ayudar a los afectados por el COVID-19. Este es un claro ejemplo del denominado "pensamiento frugal".

Estrella Flores-Carretero

Tratar bien a los demás en época de bonanza resulta sencillo; sin embargo, el liderazgo se pone a prueba cuando la situación es tan grave como la que ahora mismo está transformando el mundo.