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Mon, 14 Nov 2022 13:26:11 +0100
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El catarro suele venir acompañado de tos y mucosidad, síntomas que no tienen horarios, pero que parece que les encanta entrar en escena con más ímpetu durante la noche. Como resultado, dormimos a trompicones y las células de la piel, también. No realizan sus tareas reparadoras como debieran y el espejo matutino nos devuelve un rostro desolador: desvitalizado, con más arruguitas de lo habitual, congestionado. Un cuadro que requiere un chute de energía inmediato que le aporte al cutis lo que la falta de un sueño reparador le ha negado.