José Manuel de las Heras
Últimamente no cesa en los oídos de los agricultores ese pitido que hace sospechar que están hablando de uno. En altísimas esferas van y vienen encorbatados señores que negocian acuerdos transoceánicos sobre el aceite, los pollos, los cerdos, la leche, las frutas, el vino... y lo hacen como si supieran más de estas cosas que nosotros mismos, sin que en sus idas y venidas ninguno de ellos haya, probablemente y salvo excepciones, ordeñado una vaca o enganchado una grada de disco en su vida.