Editorial
Mucho cambiaron las expectativas desde que Theresa May anunció el adelanto de las elecciones en Reino Unido. En abril, todo apuntaba a que el Partido Laboralista de Jeremy Corbyn sería un nuevo ejemplo del hundimiento de la socialdemocracia europea. En consecuencia, los tories tenían una oportunidad de oro para lograr una mayoría absoluta que liberara a la primera ministra de la herencia de David Cameron y la reforzara para pilotar el Brexit.