Editorial
Los mínimos en los que aún se encuentra sumido el crudo obligan a las petroleras a emprender desinversiones que están alterando de raíz el mapa accionarial de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH). El gestor de los oleductos españoles ha visto cómo Repsol vendía el 10% que le quedaba en CLH y Cepsa seguirá sus pasos, desprendiéndose del 9,15% que posee. La salida de los socios industriales inclina la balanza en favor de los accionistas puramente financieros, los cuales, muy probablemente, se verán reforzados por la entrada de nuevos fondos en sustitución de Repsol y Cepsa.