El ritmo de crecimiento de la inflación se ha moderado mucho desde los máximos recientes. Aunque el IPC sigue subiendo, está relativamente cerca del objetivo de la Reserva Federal, el 2%, pero los ciudadanos estadounidenses tienen una percepción diferente. La realidad es que la cesta de inflación oficial en el gigante estadounidense, y también en la zona euro, está desconectada de los gastos reales que tienen los ciudadanos. Hay una lista de servicios y gastos asociados al consumo que no se incluyen en el IPC, además del ajuste por calidad que utiliza la administración para valorar los avances técnicos en muchos productos, que distorsionan la percepción de inflación del ciudadano frente a las cifras oficiales.