Nada como el revolcón mediático recibido por don Juan Carlos para recapacitar y comprender que el futuro nos alcanza. Al padre del Jefe del Estado le caen 80 años en enero y a su esposa, 79 años en noviembre. Ambos están estupendos y aunque asumimos que ya no se van a escapar a medio día de sus trabajos para echar juntos ni el aperitivo ni la siesta, su edad es maravillosa para llevarse de la mano, pasarse el brazo por detrás y apoyarse el uno en el otro. Las relaciones extraconyugales son para otras etapas, si acaso. Las revistas les han inmortalizado juntos de nuevo, más cariñosos. Y hay más cosas.

Georgina no quiere ser únicamente la novia de Cristiano Ronaldo y desea que la reconozcan por sus propios méritos. A sus 22 años (diez menos que su chico), quiere trabajar a pesar de que, como dependienta de las tiendas de Gucci y Prada, ha durado poco tiempo.

Pippa Middleton quería una boda familiar, privada y sencilla y lo ha conseguido a medias. Pero sabía que como hermana de la que será un día reina de Inglaterra nunca podría casarse como cualquier otra chica de la alta burguesía. La expectación este sábado a las 12 de la mañana, ante la iglesia de Saint Marks, una joya del siglo XII, era máxima.

En el culebrón que viven Luis Miguel Rodríguez y la nieta de Franco, con el piso que compartieron a ratos, entra ahora Antonia Dell'Atte, nueva acompañante taurina en este San Isidro del célebre chatarrero. Mientras, Carmencita nos dice que ya tiene piso y nos cuenta la verdad sobre su marcha del piso de 6.000 euros que pagaba el empresario del que estuvo enamorada, una noticia adelantada en marzo por Informalia. La nieta de Franco aclara que no se enfadó con su rozamigo, como había publicado algún medio esta semana; y la prueba es que este jueves estuvieron juntos de nuevo en los toros. Un día después de que Luismi se viera con Dell'Atte.

No ha sido la distancia, aunque él vive en California y ella en Miami, lo que ha provocado la ruptura. Marta Sánchez ha roto con su último amor, Casey Ustick, y nos explica por qué. "Porque no me gustaba su forma de ser. Así que... ¡puerta!", explicaba contundente y sin asomo alguno de arrepentimiento estos días, en su última visita a Madrid.