Matthew Lynn
En Reino Unido, el endeudamiento público está reduciéndose a un ritmo más rápido de lo que nadie se atrevía a esperar hace unos años. Las agencias de calificación están empezando a dejar caer las insinuaciones de mejorar en lugar de recortar las calificaciones crediticias nacionales. Incluso los griegos están contemplando un retorno a los mercados de bonos sin provocar aullidos de protestas de los inversores. La crisis de la deuda soberana que afectó a los mercados entre 2010 y 2015 parece haber terminado. Ya nadie está amenazado con la bancarrota, y los gobiernos no se hallan en crisis porque se quedan sin dinero en efectivo.