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Cinco lecciones de inversión de un campeonato del mundo épico

Foto: Archivo

Algunas personas, posiblemente incluyendo a su esposa, o al menos a mi esposa, podrían pensar que las horas que ha pasado frente a la televisión durante las últimas cuatro semanas viendo la Copa del Mundo de Fútbol celebrada en Rusia, bebiendo cerveza, comiendo patatas fritas y otros snacks y tarareando It's Coming Home fueron una épica, sonada y rotunda pérdida de tiempo. Pero, de hecho, algunos de nosotros estábamos construyendo cuidadosamente una cartera de acciones basada en las lecciones aprendidas del fútbol que se jugaba frente a nosotros.

Después de todo, el deporte es una lección constante sobre lo que se necesita para triunfar o fracasar, el auge y la caída de diferentes empresas, la forma en que la gestión puede marcar la diferencia tanto para bien como para mal, y cómo una innovación inesperada puede cambiar repentinamente todo. Esto es tan aplicable a los negocios y a la inversión como lo es a cualquiera de los esfuerzos de la vida.

¿Cómo sería un portafolio basado en el torneo de 2018? Probablemente todos tenemos nuestras propias ideas, pero aquí hay cinco buenos lugares para empezar.

Uno, la lección alemana: Llegaron al torneo como campeones reinantes, con uno de los mejores récords de su historia. Independientemente de lo que ocurra en un Mundial, siempre se puede confiar en que los alemanes se abrirán camino de manera eficiente hasta las semifinales. Incluso sus equipos más horrorosos y aburridos lo han conseguido. Pero, ¿qué ha pasado? Se fueron para casa tras la fase de grupos por primera vez desde 1938 (algunos de nosotros todavía nos preguntamos qué tipo de recepción recibió el equipo en Berlín por esa humillación). De hecho, no importa lo bueno que hayas sido en el pasado, si no triunfas en el día a día, no llegarás a ninguna parte. ¿El consejo de inversión del fracaso alemán? Vende Apple. Seguro, la compañía más grande del mundo ha tenido unos brillantes quince años, lanzando éxito tras éxito, y creando una vasta economía de aplicaciones. ¿Pero cuándo fue la última vez que hizo algo emocionante u original? Un gran pasado no significa que por obligación tenga que haber un gran futuro.

Dos, la lección inglesa: No tenían los mejores jugadores del mundo, ni los más experimentados, y al principio nadie tenía mucha confianza en ellos. Pero tenían un gran trabajo en equipo, mucho espíritu de lucha, una gestión tranquila y disciplinada, y mucha determinación y concentración. Ésas son cualidades que siempre te llevarán muy lejos, incluso si no eres el jugador más dotado. ¿El consejo de inversión? Compra Diageo. El conglomerado de bebidas que posee marcas como Johnnie Walker y el vodka Smirnoff puede no tener los productos más excitantes del mundo o de crecimiento más rápido. Pero todos ellos trabajan juntos, y el negocio sigue funcionando, con el precio de sus acciones ya por más de 50 libras en los últimos dos años. Mientras su gestión se mantenga centrada, no hay razón para que esto no continúe.

La lección francesa: Confianza en el talento en bruto. Con jugadores de la talla de Kylian Mbappé, Ousmane Dembélé y Paul Pogba, los franceses tienen la suerte de contar con algunas de las estrellas emergentes más brillantes del mundo. Pero mucha gente pensó que no estaba preparada para un Mundial, al menos esta vez. Resulta evidente que, por el resultado final del campeonato, donde se alzaron ganadores, muchos se equivocaron. El entrenador Didier Deschamps confió en ellos y los puso en el equipo. ¿Su recompensa? Campeones del Mundo. ¿La lección de la inversión? Comprar Net-flix. Claro, el gigante del streaming ya es increíblemente caro. Pero constantemente está tomando riesgos en el contenido original, y confía en el talento para seguir creciendo. Hasta ahora, esta estrategia ha demostrado ser enormemente exitosa, y no hay razón para que se detenga.

La lección brasileña: El ego no te lleva a ninguna parte. Con Neymar (el suyo cuesta bastante más de 200 millones de euros) y Philippe Coutinho (solo 175 millones), el equipo brasileño contaba con algunas de las mayores estrellas del mundo. Llegaron al torneo como favoritos. Pero, ¿qué pasó? Aquel día en el que cayeron eliminados por Bélgica, no se unieron como equipo, y sus jugadores más célebres estaban más interesados en su propia reputación que en la selección nacional. Al final, fueron despedidos de la competición por una selección belga mucho más comprometida y que supo jugar unida. ¿La lección? Vender Barclays. El banco lucha continuamente por controlar su unidad de banca de inversión, y no parece que pueda hacerla funcionar junto con el banco de la calle principal. Puede que tenga algunos grandes activos, pero mantienen un desempeño lamentablemente inferior y continuarán haciéndolo.

La lección croata. No descarten a los pequeñines. Luka Modric puede haber demostrado ser uno de los mejores centrocampistas del mundo en el Real Madrid. Pero con una población de solo cuatro millones de habitantes, la mitad de Londres y la misma que Madrid, nadie esperaba realmente que la diminuta Croacia se adelantara a los países con más de diez veces su población. Pero, diablos, allí estuvieron y jugaron la final, aunque la perdieron frente a Francia. Que seas pequeño no significa que no puedas vencer a nadie. ¿El consejo? Eche un vistazo a la pequeña capitalización de Rights & Issues Investment Trust. Sus acciones se han triplicado en los últimos cinco años eligiendo las pequeñas empresas que pueden vencer a las más grandes. Claro, ese portafolio podría o no funcionar. Lo sabremos cuando llegue Qatar en 2022 y todos podremos empezar a entusiasmarnos de nuevo con las mejores selecciones de fútbol y con aquellas que no eran favoritas pero que dieron la sorpresa.

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