Alemania se despidió este miércoles de Bastian Schweinsteiger. El mediocampista alemán anunció su retirada de la selección campeona del mundo, motivo por el que fue convocado por última vez para, en el Borussia-Park, recibir un merecido tributo en el duelo clasificatorio para el Mundial de Rusia ante Finlandia.

Álvaro Morata está de vuelta. El delantero madrileño se volvió a enfundar la camiseta del Real Madrid en Liga. La última vez que lo hizo era un niño prometedor. Ante la Real Sociedad lo hizo como una estrella consolidada. Un futbolista que aterrizó en Anoeta con la intención de demostrar con goles y buen juego que su retorno ha sido acertado, que puede competir con Benzema para ser el delantero centro titular del vigente campeón de Europa. Y lo consiguió. O a medias. Ayer Morata sufrió la impotencia del trabajo bien hecho.

La selección brasileña de fútbol continúa penando por un desierto de sinsabores. La de fútbol masculino, se entiende. Ayer por la noche los Neymar y compañía empataron a cero contra Irak (sí, contra Irak, leen bien) en lo que fue su segundo partido en tablas y sin goles del campeonato. El pase para la siguiente ronda peligra. Todo lo contrario sucede con la otra selección de fútbol. La de las chicas.

La victoria del Real Madrid frente al Bayern de Múnich en el último amistoso antes de la Supercopa de Europa (0-1) ha servido para muchas cosas. Por ejemplo, para descubrir que al equipo aún le hace falta pulir errores, como dice Danilo. También para ver que Kiko Casilla está en un estado de forma excelente o que Morata habita en el extremo opuesto, en una depresión de gol permanente. Y así, entre valoraciones diversas es como ha emergido con fuerza Isco Alarcón.

Higuaín es ya jugador de la Juventus de Turín o, lo que es igual, ha cometido alta traición en Nápoles, la ciudad de ya ex equipo. En esta pasional población al sur de Italia la rivalidad con el norte del país se entiende como una forma de vida y, entre los 'tifossi azzurri', el odio a la Juventus es, si cabe, más grande que ese pique constante con la zona rica del 'Bel Paese'. Es por ello que la salida del argentino ha provocado oleadas de ira que, sin embargo, desde el punto de vista puramente analítico, deberían quizá aplacarse y convertirse en Alegría. La salida de Higuaín es, para la escuadra napolitana, un negocio perfecto.