Se cumplen cuatro días desde que el futbolista brasileño entrara en prisión preventiva sin fianza, acusado de un supuesto delito de agresión sexual. Este lunes ha visto la luz un dato clave en el caso, uno de los motivos de fuerza por los que la jueza tomó la drástica decisión de encarcelar a Dani Alves el pasado viernes en Barcelona: un tatuaje.