Corresponsal en Londres
Traición del ministro de Justicia

Las secuelas del seísmo Brexit siguen asolando carreras políticas en un Reino Unido que desde este jueves tiene más pistas sobre quién reemplazará a David Cameron. Los favoritos tienen en común su procedencia del actual gabinete de ministros pero, aquí la sorpresa, ninguno ha sido alcalde de Londres. Tras una semana como favorito en las quinielas, Boris Johnson ha pasado de tener un pie en el Número 10 a quedar como diputado raso para lo que resta de Legislatura.

Los laboristas sopesan escindirse

El grado de incertidumbre política en Reino Unido es histórico. Junto a la incógnita sobre su próximo primer ministro, los británicos ignoran quién le dará réplica en las bancadas rivales y cuál será la oposición oficial al Gobierno. El desafío abierto contra Jeremy Corbyn, urgido este miércoles a abandonar por Cameron, Ed Miliband o Gordon Brown, ha generado una inédita coyuntura institucional aprovechada por los nacionalistas escoceses.

Batallas internas entre los partidos

La incapacidad de Reino Unido de articular una propuesta de mínimos para su salida de la Unión Europea ha abocado a la clase política británica a enzarzarse en batallas internas por el control de unos partidos que podrían tener que afrontar unas nuevas elecciones, si quien sustituya a David Cameron a partir de septiembre considera necesario legitimar su acceso a Downing Street mediante el refrendo de las urnas. Cameron a Corbyn: "¡Por el amor de Dios, márchese!".

Los conservadores ganan tiempo

La digestión del Brexit continúa atragantando a una clase política británica que intenta contener la desbandada que el resultado ha generado en sus liderazgos. La diferencia radica en el proceso de asimilación. El harakiri de David Cameron tras la derrota de la apuesta en la que había depositado su legado político se contrapone con el intento de magnicidio de un Laborismo que ve en Jeremy Corbyn una vía directa al ostracismo electoral.

Los líderes presionan a Cameron

Los ocho años de crisis han dejado agrios cruces de palabras, feos institucionales y reuniones hasta altas horas de la mañana para evitar que el euro, o incluso la UE, se rompiera en pedazos. Paradojas de la vida, los líderes europeos no pelearon este martes por salvar a Europa de una fractura, sino más bien por acelerar un divorcio. Porque con el 52% de los británicos a favor de cortar amarras con la Unión Europea, la cumbre celebrada en Bruselas tuvo como objetivo presionar al primer ministro, David Cameron, para que notifique su deseo de salir de la UE (el ya famoso artículo 50) para empezar las negociaciones cuanto antes.